De media, en 2021, alcanzó la cifra del 83,24 años. Unos datos que, a pesar de ser altos, se han ralentizado en estos últimos años. Un estudio realizado por The Lancet Public Health ha demostrado que la esperanza de vida en Europa se ha visto estancada desde el año 2011. Mucho antes de la covid-19, por si algunos procuraban achacarlo todo a ello.
Este informe muestra como entre 1990 y 2019 la esperanza de vida aumentó significativamente. Un ritmo que luego se vio disminuido después de 2011 en gran parte de los países europeos, a excepción de Noruega. Si bien es cierto que la covid-19 no fue el único determinante, entre 2019 y 2021 la esperanza de vida llegó a caer debido a infecciones respiratorias y consecuencias similares de la pandemia.
A pesar de que mucho han tenido que ver las infecciones respiratorias, las principales causas de muerte influyentes en dicha esperanza de vida corresponden a las enfermedades cardiovasculares y el cáncer. Algunos de los causantes más comunes son la presión alta arterial, obesidad, tabaquismo o la poca actividad física.
Los únicos países que han conseguido mantenerse estables frente a la gran pausa de 2011 fueron Noruega, Dinamarca, Suecia, Islandia y Bélgica, es decir, países nórdicos en su mayoría. Gracias a sus políticas efectivas y a su buena gestión del covid-19, conseguían resistir a esta gran tendencia europea.
Tal y como hemos mencionado, España es considerado como uno de los países con mayor esperanza de vida a nivel mundial. En 2021, la esperanza de vida fue establecida en torno a los 83. Unos datos que conseguían ser mejorados en 2022, con 83,2, pero sin llegar a volver a los números previos a la pandemia.