Algunos de estos correos llegan a nuestra bandeja de entrada porque «su contenido no es lo suficientemente agresivo como para ser marcado como tal, o porque provienen de remitentes que no están en listas de bloqueo», explican desde Computer Hoy. Y añaden que «si recibes uno de estos correos y simplemente lo eliminas, no estarás ayudando al sistema a mejorar su capacidad de identificación«, de ahí la importancia de no hacerlo.
Y es que Gmail y Outlook usan algoritmos que aprenden de nuestras interacciones y, por eso, si eliminamos estos correos en lugar de marcarlos como spam, podríamos provocar que mensajes similares lleguen a nuestra bandeja. Al marcarlos como spam, ‘enseñamos’ al sistema a filtrar este tipo de mensajes mejor.
Además, eliminándolos indicamos que nuestra dirección está activa, ya que «muchos correos spam funcionan como una especie de «sonda» para saber si una cuenta de correo sigue activa», explican desde redeszone.net. Por eso, cuando los eliminamos rápidamente el remitente puede detectarlo y clasificar nuestra dirección como ‘valiosa’, enviándonos más correos de este tipo en un futuro.
Y un riesgo más que corremos al eliminarlos: ser víctimas de phishing, ya que algunos correos spam contienen enlaces maliciosos o archivos adjuntos peligrosos, y si interactuamos con ellos sin querer antes de eliminarlos podemos comprometer nuestra seguridad. Lo mejor es no abrirlos y marcarlos como spam.