La dieta BARF (Biologically Appropriate Raw Food), conocida en español como ACBA (Alimentación Cruda Biológicamente Adecuada), es una moda en la alimentación canina que ha ganado popularidad con el paso del tiempo. No obstante, los años han hecho que también se introduzca en los gatos.
Esta dieta se basa en la idea de alimentar a dichos animales con alimentos crudos, imitando lo que comerían en estado salvaje. A continuación, te contamos en qué se basa esta dieta y por qué los expertos advierten que no se debería seguir.
La dieta BARF consiste en alimentar a los perros a base de carne, huesos carnosos, vísceras y vegetales «en proporciones similares a su alimentación biológica y que cubren sus necesidades nutricionales.», según apuntan desde Natuka.
Asimismo, el objetivo es proporcionar una alimentación lo más natural posible, similar a la que tendrían los cánidos en la naturaleza. Los defensores de esta dieta argumentan que los alimentos crudos son más fáciles de digerir y que proporcionan nutrientes esenciales que se pierden en los alimentos procesados.
Los ingredientes típicos de la dieta BARF incluyen carne de res, pollo, cordero, pescado, hígado, riñones, y una variedad de frutas y verduras como zanahorias, manzanas y espinacas. La proporción de estos ingredientes puede variar, pero generalmente se recomienda que la dieta esté compuesta por un 70-80% de carne y huesos, y un 20-30% de frutas y verduras.
A pesar de los beneficios que se le atribuyen a la dieta BARF como mejorar la digestión, dar más energía y vitalidad, reducir los problemas de salud y mejorar el estado de la piel, también tiene sus detractores.
Uno de los principales argumentos en contra es el riesgo de contaminación bacteriana. La carne cruda puede contener patógenos como Salmonella y E. coli, que pueden ser perjudiciales tanto para los perros como para los humanos que manipulan estos alimentos. Además, los huesos crudos pueden causar obstrucciones o perforaciones en el tracto digestivo de los perros.
Otro problema es la dificultad para equilibrar adecuadamente la dieta. A diferencia de los alimentos comerciales para perros, que están formulados para cumplir con los requisitos nutricionales específicos, la dieta BARF puede carecer de ciertos nutrientes esenciales si no se planifica cuidadosamente. Esto puede llevar a deficiencias nutricionales y problemas de salud a largo plazo.
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