Según datos facilitados por el Instituto Nacional de Estadística, las enfermedades cardiovasculares son las responsables de 120.000 muertes al año en España. Muchas de ellas se podrían evitar con medidas preventivas como las que propone el Ministerio de Sanidad, que pasan por practicar ejercicio y llevar una dieta saludable, además de no fumar ni beber alcohol. Pero quizás algo más puede ayudar. Nos referimos a la ‘polipildora’ de la que hablamos hoy.
Y es que hay factores de riesgo, dos en concreto: la hipertensión arterial y la diabetes, que tienen que ver más con la genética que con la prevención. Y precisamente hoy nos referimos a una ‘polipíldora’ de la que habla un artículo de opinión publicado hace unos días en la revista científica destinada a profesionales The BMJ, que podría prevenir muchas de esas muertes en personas mayores de 50 combinando varios medicamentos y una estatina para reducir la presión arterial.
Los autores del artículo son tres profesores de epidemiología y medicina preventiva del University College London y de la Universidad de Birmingham, que explican que el medicamento «puede evitar que una persona se convierta en paciente«.
Añaden que se trata de una estrategia ‘sencilla, eficaz y económica’ con efectos secundarios mínimos «que salvaría muchas vidas«, y por ello solicitan al sistema de salud británico la adopción de esta medida. De hecho, Nicholas Wald, uno de los autores del artículo, ha empezado a estudiar su eficacia en la prevención y la compara a programas de salud pública como la vacunación o la reducción de la sal en los alimentos, entre otros.
El reputado cardiólogo Valentín Fuster, director del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III (CNIC) de Madrid y uno de los mayores expertos del mundo en el área de la medicina preventiva cardiovascular se muestra más escéptico, sin embargo. En una entrevista para El País, explica que «dar una polipíldora simplemente para prevenir a personas que, por ejemplo, no tienen ni colesterol elevado ni presión arterial alta, es atacar a un sistema que no necesariamente está enfermo».
Añade que la simple idea de implantar una polipíldora para prevenir la enfermedad es absurda: «Pero es la realidad del mundo en el que vivimos. Lo ideal sería que la gente se cuidara y no tuviera enfermedad«, explica. Algo en lo que coincide con Fuster, Armando Oterino, vocal de la Asociación de Cardiología Preventiva de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), que argumenta lo siguiente: «Yo soy partidario de construir la casa por la base, no por el tejado. Antes de cualquier medicamento, las primeras medidas que nos recomiendan todas las guías son las medidas higiénico-dietéticas. Y si esas medidas fracasan o el riesgo está por encima de un determinado valor, hay que prescribir la medicación con la mayor simpleza en cuanto a posología, eso sí, para mejorar la adherencia«.
Aunque Fuster no niega los beneficios de una polipíldora en pacientes con antecedentes. De hecho, en 2022 su equipo publicó en New England Journal of Medicine un estudio que concluía que una polipíldora (diseñada por el propio Fuster) que incluye aspirina, atorvastatina y ramipril, «podría constituir un enfoque simple para la prevención secundaria y las complicaciones tras un infarto de miocardio«, explican desde el mismo medio.
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