Veamos de dónde procede este característico olor. La molécula 2-nonenal, que aparece por la oxidación natural de la piel que se produce con la edad es la responsable, suele ser muy persistente, aunque se puede mitigar con una buena higiene en la que, según la inteligencia artificial, conviene utilizar determinados jabones, como los antisépticos, que son efectivos para eliminar bacterias y hongos que contribuyen al mal olor, al igual que los hidratantes con aloe vera.
Pero no son los únicos. El jabón de acero inoxidable, que suele usarse para eliminar olores fuertes, también sirve para neutralizar este tipo de olor y el de extracto de caqui, que neutraliza la molécula 2-nonenal.
Así lo explicaba en una entrevista para El País, el químico José María Antón, experto en biotecnología de la CSIC y presidente fundador del grupo Prima-Derm: «una molécula que se genera en la piel al oxidarse de forma natural los ácidos grasos de la barrera lipídica (…). El 2-nonenal huele realmente mal. Tanto que cuando abrimos una cápsula con esa molécula en el laboratorio, todo apesta». Aunque los primeros en investigar y ponerle nombre al olor a anciano fueron los japoneses, que lo llamaron ‘kareishu’.
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