El inesperado efecto negativo que tiene en los niños pasar mucho tiempo con sus abuelos

Es importante concienciarles sobre este aspecto de la educación de los pequeños

Ana Más

En más de una ocasión hemos hablado de la importante labor que realizan los abuelos en lo que se refiere a la conciliación familiar cuándo hay niños pequeños. Y es que qué sería de tantas familias sin esos abuelos ‘cuidadores’ que sirven de apoyo a padres y madres trabajadores y en ocasiones abrumados por no llegar a todo en el día a día.

La interacción entre niños y abuelos suele ser y es muy positiva para ambas partes. Sin embargo, también puede tener algún aspecto negativo, tal y como señala un estudio reciente realizado por investigadores de la Universidad de Glasgow y en el que también ha participado la Universidad de Alicante, para el que han utilizado datos extraídos del Millennium Cohort Study del Reino Unido.

Y es que según el citado estudio los niños que están al cuidado de los abuelos tienen un 10% más de probabilidades de desarrollar sobrepeso u obesidad en comparación con aquellos que no lo están. Y los niños con sobrepeso tienen más probabilidad de convertirse en adultos con sobrepeso, además de poder desarrollar presión arterial alta, diabetes tipo 2 y otros problemas de salud graves, además de baja autoestima.

La importancia de que los abuelos se conciencien sobre dar una buena alimentación a los niños

abuelos hijos
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El estudio, a su vez, atribuye al hecho de que los niños al cuidado de los abuelos desarrollen obesidad, a que estos identifican que una mayor cantidad de comida equivale a una buena nutrición y esto a su vez hace que les den raciones excesivas a los niños. A esto hay que unirle el deseo de mimar a a los niños y darles aquello que estos quieren comer, que suelen ser en muchos casos alimentos poco saludables y ricos en azúcar, que unido al sedentarismo de muchos niños, revierte en algo mucho más grave.

De ahí la importancia de concienciar a los abuelos sobre la necesidad de dar una alimentación equilibrada a los pequeños, que incluya fruta y verdura, lácteos y proteínas. Siendo el desayuno el 25% de la ingesta diaria, la comida el 30%, la merienda el 15% y la cena el 30%. Además, por supuesto, de limitar la ingesta de azúcares añadidos, cereales refinados y grasas saturadas como mantequilla y margarina, como también la sal.

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