Y es que, al igual que sucede con el cuerpo, si queremos mantener nuestro cerebro en forma, debemos entrenarlo a diario y en concreto la memoria, aunque solo sea durante unos minutos. Según explica Ikeda, los sentimientos son muy importantes para la memoria. De hecho, explica que la mala memoria podría estar relacionada con el aburrimiento: «Las emociones tienen un gran impacto en el cerebro; si algo nos llama la atención y nos emociona, nos resultará mucho más fácil recordarlo«, explica, por eso la clave está en provocar ciertas emociones con las que nuestra capacidad de memorizar mejorará considerablemente.
Por eso motivación y consciencia son fundamentales en su método: «La clave es la sensación que nos produce descubrir algo nuevo, esa famosa bombilla de los cómics cuando alguien tiene una idea nueva. La inspiración que surge al descubrir algo tiene un gran impacto y contribuye a que esa información se quede grabada en nuestro cerebro«, explica.
Y habla de tres pilares fundamentales para practicar Ikeda: la visualización, el ritmo y la asociación. Lo primero se refiere a utilizar la visualización para recordar la información, imaginando de manera detallada lo que queremos recordar, asociando imágenes con conceptos abstractos. Algo que ayuda a crear redes neuronales más fuertes y a consolidar la memoria a largo plazo.
Respecto al ritmo, explica que este facilita la organización de la información en la memoria. La forma práctica de aplicarlo es desde crear canciones o versos que ayuden a memorizar listas a establecer una rutina diaria con descansos regulares para evitar la sobrecarga cognitiva. Y, por último, se refiere a la asociación, esto es la creación de conexiones entre lo aprendido y los conocimientos previos que tengamos. Es decir, asociar la información nueva que recibamos con experiencias personales o emociones ya conocidos, algo que facilita la retención del nuevo concepto.
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