A la hora de consumirlos es importante lavarlos bien antes de hacerlo para eliminar del todo la presencia de pesticidas. Y esto no se consigue con agua, o al menos no solo con agua. Te contamos cómo lavarlos de forma muy efectiva en tan solo tres pasos.
Lo primero es enjuagarlos con agua fría para quitar el polvo y los residuos de la superficie. Podemos hacerlo utilizando un colador. El siguiente paso es desinfectarlos metiéndolos cinco minutos en una mezcla de agua y vinagre en una proporción de tres partes de agua por una de vinagre. También podemos añadir bicarbonato.
Por último, los volvemos a enjuagar con agua fría para eliminar cualquier resto de vinagre y los secamos bien colocándolos sobre papel de cocina o sobre un trapo limpio y seco. Entonces estarán listos para consumirlos sin ningún peligro. Puedes guardarlos en un recipiente hermético en la nevera, colocando una capa de papel absorbente en la base del mismo y otra tapándolos si quieres mantenerlos frescos por más tiempo.
Las antocianinas, que son el componente que les da color, son las responsables de muchos de los beneficios de los arándanos. Sobre todo en el caso de los arándanos silvestres, en los que se encuentran en mayor proporción, y cuya época va de junio a diciembre.