La serie ‘Adolescencia’ está arrasando y no solo entre aquellos que tienen hijos en esta etapa de la vida. Y es que hay todo un lenguaje secreto en los emojis ajeno a los adultos. Se trata de un lenguaje que, sin embargo, es todo un código para ellos, los adolescentes, mediante el cual se comunican en las redes y en el que el mundo adulto parece no tener cabida.
La serie, creada por Jack Thorne y Stephen Graham y dirigida por Philip Barantini, tiene como tema central un asesinato cometido presuntamente por Jamie, un adolescente de solo 13 años, además de poner sobre la mesa el tema de el desconocimiento de los adultos sobre la forma de comunicarse de sus hijos. Un lenguaje que padres, profesores e incluso la policía, son prácticamente incapaces de descifrar o, lo que es peor, interpretan de manera literal: nada más alejado de la realidad.
En la trama de ‘Adolescencia‘ el mundo del acoso y el bullying está muy presente, además de los incels o célibes involuntarios y el significado de los mensajes en redes con emojis como estos:
Pero más allá de la ficción, todo esto ocurre en el mundo real, tal y como explican en la web de informativos de Telecinco las psicólogas y madres Laura García, Blanca Tolosa y Sonia Machado, directoras del Centro Ideat, especializado en cubrir las necesidades psicológicas que surgen en las familias desde la infancia hasta la edad adulta.
Desde el centro tienen claro que las redes sociales han generado en los adolescentes una realidad paralela en la que las relaciones se han elevado «de un modo estratosférico», algo que no es positivo para ellos, que todavía no están desarrollados para saber que los mensajes que se trasladan en ellas son irreales. Y es ahí donde entra la conexión con los padres, que «debe ser la base de todo», explican.
Las tres insisten en la importancia de hablar con nuestros hijos adolescentes: «Ahora mismo hay un código muy concreto al igual que en otras épocas había otros. La única manera de descifrarlo es hablando con ellos», explican. Aunque no vale cualquier forma, es esencial generar confianza con ellos: «Para ello debemos haber establecido todo un diálogo en el que no hay castigos, no hay censura, no hay riñas…».
Las psicólogas explican también que, según su experiencia, los chavales tienen una cuenta pública, que es la que pueden ver sus padres, y otra privada para interactuar con sus contactos directos. Es más, algunos «se abren una tercera en la que ocultan su identidad y comentan desde el anonimato», explican.
Respecto a los adultos, García, Tolosa y Machado explican que más allá de la ignorancia hay otra realidad, el miedo: «cuando conectas como padre con esta información te sobrepasa el miedo y no asumes la responsabilidad que debes tener sobre ello«, añaden, y reconocen que para muchos padres no se trata de un problema y tachan de alarmistas a los que si lo ven.
Respecto a qué hacer, proponen limitar el acceso a las redes a nuestros hijos, pero «respetando siempre el derecho a la privacidad. Debe haber un acuerdo con el adolescente y un padre debe saber qué uso hace de esas herramientas, con quién y por qué», matizan. Y añaden que se debe ir poco a poco, preparar a nuestros hijos y prepararnos nosotros para el uso de la tecnología: «Las familias deberían formarse a nivel tecnológico, saber ver los registros, los historiales de los sitios que visitan sus hijos» y se refieren a la importancia de buscar el equilibrio entre ‘la invasión a la intimidad y la negligencia por no hacerlo’. Si no les damos cierta libertad va a haber más ocultación, ‘pero no se puede dar acceso a la tecnología sin tenerla dominada‘.
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