Y es que parece que hasta el tipo de música e incluso el tempo de esta influyen en que compremos más o menos, al menos según otro estudio similar de 1982 realizado por el profesor de marketing Ronald E. Milliman, del que se desprende que «el tempo de la música de fondo de una tienda puede influir tanto en el ritmo del flujo de tráfico de clientes, como así como el volumen de ventas; un 38% más«, explican desde Xataka.
Esto se debe a que la música rápida hace que las personas «se muevan más rápido por una tienda y terminen comprando menos, mientras que la lenta hace que las personas se muevan más despacio, interactúen más con los productos y terminen comprando más», añaden.
Pero entonces, ¿por qué en los supermercados de Aldi en EE.UU no se escucha música? Pues hay una razón para ello, que además tiene mucho que ver con el ahorro. Concretamente con el hecho de reducir costes para poder ofrecer a su clientela precios más bajos, que es el principio básico en su filosofía, además de con el que se ha ganado su reputación de ser muy económico.
Y es que las licencias para reproducir música no son precisamente económicas y es un gasto mensual que el establecimiento va acumulando en el caso de ponerla, sobre todo si la cadena posee muchos establecimientos, como en caso de Aldi que tiene más de 2.400 solo en EE.UU.