Sin embargo, escoger la más dulce, no es siempre sencillo. Para ello además de fijarnos en su peso y tamaño, podemos hacerlo fijándonos en su color. Y es que «un color demasiado brillante o manchas blandas pueden indicar que la sandía no está en su mejor estado», explican desde El Confidencial.
Podemos optar también por el clásico método de golpear la sandía con los nudillos. Si suena hueco y profundo indicará que está llena de agua y madura, por el contrario si el sonido es apagado, probablemente no esté lo suficientemente madura.
La cáscara de la sandía también puede darnos pistas sobre su dulzor, si está madura generalmente tendrá una cáscara verde intensa y opaca, con rayas bien definidas. Lo recomendable es que «esté firme y sin magulladuras o deformaciones, ya que estas pueden ser señales de que la fruta está en mal estado», explican.
Pero además hay un truco infalible para escoger una sandía dulce: el ‘truco de la mancha’, que se refiere a la parte amarillenta de la cáscara. Esta parte indica dónde se ha apoyado mientras maduraba y cuanto más oscura sea, significará que más tiempo ha pasado madurando al sol, por lo tanto será más dulce. Por el contrario si la mancha es verdosa es posible que no esté lo suficientemente madura.
Por otra parte, si la compras por mitades o trozos, el color de su pulpa puede darte una pista. Si es arenosa, de un rojo intenso y con pepitas oscuras, está madura.
MÁS SOBRE: