Joaquín Sabina

Todos los lugares de Madrid por los que Joaquín Sabina se pasea en sus canciones

Lo más curioso es que el artista es de Úbeda

Lola Rabal

Madrid, la ciudad que nunca duerme, es también el escenario favorito de muchas de las canciones más sonadas de Joaquín Sabina. El cantautor, con sus letras incontables sobre la capital, no se sonroja al hablar de su historia de amor con la ciudad que lo vio nacer como artista. El Madrid de Sabina no es solo un lugar, sino un personaje más en sus historias. Tan profundo es su vínculo con la ciudad que ha inspirado tours temáticos que recorren los sitios mencionados en sus letras, aunque Sabina no reciba un céntimo por ellos.

El recorrido comienza en la Calle Libreros, una vía estrecha y encantadora que desemboca en la majestuosa Gran Vía. Sabina compara esta avenida con la Calle Corrientes de Buenos Aires, «en Madrid también puede citaros la luna en Corrientes esquina a Callao…». A pocos pasos de Callao, en la Calle del Carmen, se encuentra Doña Manolita, la famosa administración de lotería. Sabina recuerda aquí a aquel loco que invitó a la Cibeles a bailar un vals.


Compró
Suerte en Doña Manolita
Y al pasar por la Cibeles
Quiso sacarla a bailar
Un vals
Como dos enamorados
Y dormirse acurrucados
A la sombra de un león

La ruta continúa hacia el vibrante Mercado de San Miguel, un templo de tapas donde la tradición y la modernidad se fusionan. Desde allí, un breve paseo nos lleva a la histórica Plaza Mayor, el corazón del Madrid de los Austrias, y a la bulliciosa Calle de la Cava Baja, un rincón perfecto para degustar callos a la madrileña o croquetas de jamón.

En la Plaza de Tirso de Molina, el centro del Madrid Sabiniano, se respira el aire bohemio que tanto caracteriza a la música de Sabina. Continuamos por la Calle de la Magdalena hacia la Plaza de Antón Martín, pasando por La Recoba, un local argentino que Sabina frecuenta: «dicen las malas lenguas que en La Recoba se emborracha muchas noches».

El barrio de Las Letras, lleno de vida y literatura, nos lleva por la Calle de las Huertas y la Calle del Prado hasta la Plaza de Santa Ana. Aquí, la Cervecería Alemana y la Cervecería Santa Ana son testigos de innumerables tertulias y noches de inspiración. Al final de la plaza, la terraza del Hotel Reina Victoria ofrece una vista inigualable, donde toreros y artistas han encontrado refugio.

Tirso de molina, Sol, Gran Vía, Tribunal
Dónde queda tu oficina para irte a buscar?
Cuando la ciudad pinte sus labios de neón
Subirás en mi caballo de cartón
Me podrán robar tus días, tus noches no

Cada esquina, cada calle, cada plaza, son testigos mudos de la vida y la obra de Sabina, una vida que se entrelaza profundamente con Madrid. Como él mismo canta: «he llorado en Venecia, me he perdido en Manhattan, he crecido en La Habana, he sido un paria en París, México me atormenta, Buenos Aires me mata, pero siempre hay un tren que desemboca en Madrid…». Y es que, en Madrid, siempre hay un rincón que espera ser descubierto, una historia que está lista para ser contada a través de las canciones de Sabina.