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Timidez o inseguridad pero también aburrimiento: ¿qué significa no mirar a los ojos?

Fijando la vista en nuestro interlocutor mostramos confianza e interés y establecemos vínculos

Ana Más
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Taparse los ojos
El ser humano, por naturaleza, «busca mantener contacto visual durante una conversación con su interlocutor para captar su atención», explican desde el Instituto de Neurociencias Aplicadas. Y añaden que el contacto visual es una forma de comunicación no verbal con la que podemos transmitir muchos mensajes a nuestro interlocutor, como interés o confianza en lo que dice este. Hoy hablamos de las razones que hay detrás de no mirar a los ojos a nuestro interlocutor.

La ausencia de contacto visual puede generar diversas interpretaciones, dependiendo del contexto y de las características individuales de cada persona, explican desde 20Minutos. Algo que ha estudiado la psicología identificando varios patrones que nos ayudan a comprender mejor esa conducta.

Y es que detrás de alguien que no mira a los ojos, puede haber alguien muy tímido o inseguro, ese tipo de personas evitan el contacto visual para reducir la ansiedad. Pero también puede haber alguien que miente, explican.

Más razones que pueden hacerte no mirar a los ojos a tu interlocutor

Otra posibilidad es que la persona que evita el contacto visual esté aburrida o no le interese en absoluto lo que está escuchando, así, evitando mirar a su interlocutor a los ojos, muestra su desinterés. Desde el mismo medio explican que en algunas culturas, como la coreana, «evitar el contacto visual con personas de mayor edad o de un estatus social superior es una muestra de respeto».

Y señalan un par de razones más que pueden estar tras esta evitación: ciertos trastornos, como el TEA o la esquizofrenia, que pueden afectar a la capacidad de mirar a los ojos y uno más, que la persona esté profundamente concentrada.

Desde el centro de psicología Impulsa, señalan una razón más: nuestro estado de ánimo, «si estamos tristes, no querremos mirar directamente, a menos que queramos hacer partícipes a la otra persona de nuestra tristeza», explican y dan un pequeño truco para aquellos a los que les cuesta hacerlo, «dirige la mirada al triángulo que queda entre los ojos y la boca. Tu interlocutor sentirá que los estás mirando a los ojos.»

Y es que hacerlo es una herramienta esencial en la interacción social, ya que así establecemos vínculos con las personas y conectamos con ellas, además de transmitir confianza,  interés y validamos la presencia del interlocutor.

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