La ausencia de contacto visual puede generar diversas interpretaciones, dependiendo del contexto y de las características individuales de cada persona, explican desde 20Minutos. Algo que ha estudiado la psicología identificando varios patrones que nos ayudan a comprender mejor esa conducta.
Y es que detrás de alguien que no mira a los ojos, puede haber alguien muy tímido o inseguro, ese tipo de personas evitan el contacto visual para reducir la ansiedad. Pero también puede haber alguien que miente, explican.
Y señalan un par de razones más que pueden estar tras esta evitación: ciertos trastornos, como el TEA o la esquizofrenia, que pueden afectar a la capacidad de mirar a los ojos y uno más, que la persona esté profundamente concentrada.
Desde el centro de psicología Impulsa, señalan una razón más: nuestro estado de ánimo, «si estamos tristes, no querremos mirar directamente, a menos que queramos hacer partícipes a la otra persona de nuestra tristeza», explican y dan un pequeño truco para aquellos a los que les cuesta hacerlo, «dirige la mirada al triángulo que queda entre los ojos y la boca. Tu interlocutor sentirá que los estás mirando a los ojos.»
Y es que hacerlo es una herramienta esencial en la interacción social, ya que así establecemos vínculos con las personas y conectamos con ellas, además de transmitir confianza, interés y validamos la presencia del interlocutor.
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