Esto sugiere que reducir la temperatura de las personas que sufren esta enfermedad, nada más y nada menos que 300 millones en todo el mundo, podría ser beneficioso.
Participaron en el estudio, 20.880 individuos de 106 países recogidos durante meses a través de cuestionarios autoinformados y sensores portátiles. Estudios anteriores ya sugerían este dato que parece confirmar que quienes sufren depresión tienden a tener una temperatura corporal más elevada. Ashley Mason, psiquiatra de la UCSF, explica: «Hasta donde sabemos, es el mayor estudio realizado hasta la fecha para examinar la relación entre la temperatura corporal y los síntomas depresivos en una muestra geográficamente amplia».
Aunque aún no se puede establecer una correlación entre ambas variables ya que se trata de un análisis observacional. Es decir no se ha demostrado que una temperatura corporal más alta cause depresión ni que esta suba la temperatura del organismo.
Según explican los científicos hay varias razones que explicarían este vínculo entre depresión y temperatura corporal: «que la depresión esté relacionada con procesos metabólicos que generan calor extra o a funciones biológicas de refrigeración que no funcionan correctamente. O que una causa común, como el estrés mental o la inflamación, afecte a los síntomas depresivos y a la temperatura corporal por separado», explican desde businessinsider.es.
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