En este artículo publicado en Science, los investigadores explican que «han desarrollado un nuevo tipo de tejido que se puede usar para confeccionar ropa, pero también puede usarse para revestir edificios y coches para reducir notablemente la temperatura en su interior», explican desde El Español.
De hecho en las pruebas realizadas en Arizona con un sofocante calor y un sol abrasador, el material se mantuvo 8,9 ºC más fresco que la seda, que es tan habitual en prendas veraniegas ya que refleja la mayor parte de la luz solar.
Sin embargo los investigadores no se conforman con aplicar este invento, del que de momento hay una patente provisional, a la ropa sino que quieren que sirva para reducir el consumo de aire acondicionado. Por eso han realizado una versión más gruesa, «protegida por una capa invisible de polietileno, para recubrir vehículos y edificios y reducir la temperatura interior sin consumir energía» explican , que además quieren que sirva de base para fabricar bolsas y cajas para el transporte de alimentos perecederos.
Y es que este tipo de tejidos refrigerantes no soluciona el problema del calor del todo en entornos urbanos, dónde además del sol hay que tener en cuenta la elevada radiación térmica que proviene del asfalto y los edificios.