Consta de varios pasos. El primero de ellos detenerse ante una situación difícil. Por ejemplo, en un conflicto en el cole o con los amigos, lo mejor es detenerse antes de reaccionar. Así les estamos enseñando a manejar sus emociones de forma controlada y evitar respuestas impulsivas que empeoren la situación.
El siguiente paso sería aconsejar al niño que se retire emocionalmente de la situación. Para ello debe imaginar que entra en su caparazón, como si fuera una tortuga, mientras respira. Esto le ayudará a calmar la mente y a usar la respiración consciente como herramienta para manejar el estrés.
Por último debemos explicar al pequeño que debe pensar sobre la situación, considerando sus propias emociones y las consecuencias de diferentes acciones y después tomar la decisión que considere oportuna.
Desde guiainfantil.com explican como poner en práctica el método utilizando un cuento, ‘La historia de la tortuga Manolita’, aunque en este caso la técnica algo adaptada para niños con problemas de conducta o especialmente nerviosos:
«Conozco a una tortuga que se llama Manolita, que se mete en muchos problemas. Cuando está en el colegio y ve que no le salen bien los ejercicios, los rompe. Cuando la profesora le riñe, se enfada. Y si en el patio alguien la empuja sin querer, le pega. Pero Manolita no se siente bien haciendo todo esto. Se siente muy triste. Sabe que no debería haber hecho eso, pero es que en ese momento siente mucha rabia y no puede pensar.» En ese momento la tortuga se encuentra a una tortuga mayor muy sabia que le dice: