De hecho el término procede del inglés slow (lento) y fade (desvanecimiento). Algo así como ir dejando de mostrar interés por el otro poco a poco, haciendo que a este le asalten dudas sobre si le sigue importando o le quiere.
Lo explica la psicóloga Tamara de la Rosa, «Comienza a poner excusas ambiguas de tal manera que hace que seas tú la que te preguntes: “¿Será que no quiere quedar?”. Lógicamente esa persona, a través de las palabras lo negará, y ahí tu te llenarás de esperanzas, y por supuesto de alegría. Esa persona te gusta y te merece la pena justificarlo. Pero se tratará de una alegría momentánea porque seguirá manteniendo ese comportamiento de alejamiento, distancia y falta de interés de una manera sutil creando en ti un efecto de incertidumbre porque realmente no entiendes nada.»
La experta habla de la importancia de identificar estas señales ya que le da al que lo sufre la oportunidad de tomar conciencia de que algo no funciona y puedas tomar tus medidas antes de estar más desestabilizada. Desde la revista GQ hablan de algunas de ellas:
A su vez recomiendan si hay sospechas de estar sufriendo slow fade, poner el tema sobre la mesa y hablar con honestidad con la persona en cuestión, poner una fecha límite para tomar una decisión sobre la relación y entender que «no es tu culpa y no significa que hiciste algo mal, sino que la otra persona no está en la misma página y simplemente no se atreve a decirlo».