La Escuela de Salud de la Universidad de Harvard explica que una intoxicación solar es una quemadura solar severa, con síntomas graves como dolor intenso, aparición de ampollas y fiebre o lo que es lo mismo, una quemadura de segundo grado, cuyas complicaciones más habituales son la deshidratación, cefaleas, naúseas, vómitos e infecciones en la piel.
Muchos de los síntomas coinciden con los de la insolación o al golpe de calor, los diferencia que en el que el golpe no lo provoca la exposición al sol, sino a las altas temperaturas.
Si además de todos estos síntomas presentamos una piel con vesículas de color rojo vivo, debemos acudir a un médico que valore el tipo de tratamiento, que en casi todos los casos será «rehidratar, pautar analgésicos y en algún caso también antibióticos, sin descartar el ingreso en una unidad de quemados», explican desde Uppers.
El consejo de los dermatólogos para evitar sufrir una intoxicación solar es cubrirnos con ropa que nos proteja de la radiación ultravioleta, además de usar gorra o sombrero, utilizar crema solar de al menos factor 30 y al menos media hora antes de exponernos al sol, renovándola cada dos horas aproximadamente.
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