Una de las que ha hablado sobre ello es la influencer Miri Pérez-Cabrero, que explicaba que sentía un poco el síndrome de Estocolmo: «es como que echo de menos estar aislada, estar secuestrada en Honduras, el vivir en una playa pequeñita y con límites. Aunque también era difícil estar en esa especie de pecera, donde nos veía todo el mundo… Excepto nosotros mismos».
Desde la revista Lecturas han hablado con la psicóloga María Padilla, fundadora de Capital Psicólogos, sobre qué este tipo de síndrome, del que ha dicho que aunque se asocia comúnmente a situaciones de secuestro: «puede manifestarse en contextos donde los individuos desarrollan un vínculo emocional con su entorno de privación y adversidad».
Padilla ha señalado el apego al entorno de privación, y la dificultad para reintegrarse socialmente, además de la dependencia emocional, como los síntmas principales del síndrome de Estocolmo, aunque ha matizado que no tiene nada que ver con el síndrome que se produce por privación no voluntaria y que se asocia a un estrés postraumático. En el caso de los concursantes de Supervivientes lo normal es que no deje secuelas más allá de unas semanas, ha explicado.
Respecto a como superarlo, la psicóloga explica que lo primero es reconocer esos sentimientos y comprender por qué se tienen y después «reencontrase de manera gradual con la sociedad urbana, participar en actividades sociales de forma progresiva, apoyarse en amigos, familiares y exconcursantes» e ir volviendo poco a poco a la rutina, siempre con objetivos realistas y alcanzables.
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