El Shu-Ha-Ri está basado en tres conceptos básicos o fases: «aprender bien las reglas (Shu), adaptarlas y personalizarlas (Ha) y actuar de forma intuitiva y natural (Ri)», explican.
El ‘Shu’ se refiere al hecho de exponer los principios irrenunciables que han de estar presentes en la relación. Uno básico es sin duda el respeto mutuo, pero hay otros que pueden ser muy importantes o innegociables para algunas personas y no tanto para otras, por ejemplo, el concepto de compromiso, la gestión del tiempo de cada uno, si hay que contarle todo al otro o no y hasta donde llega la intimidad de cada uno, entre otros.
Una vez establecidas las bases de la relación, debemos adaptarlas a las necesidades que van surgiendo conforme esta avanza (ha) y aparecen nuevos desafíos. Es el momento de ver qué funciona realmente para cada parte de la pareja, pero sin transgredir los acuerdos básicos. Esto refuerza la intimidad y el crecimiento de la pareja, además de ayudarnos a ser más flexibles.
Por último llega el ‘ri’, la última fase de esta técnica, que tiene lugar una vez que la pareja ha conseguido internalizar los cimientos iniciales de la relación, además de las sucesivas adaptaciones que se han ido haciendo con el paso del tiempo. En ese momento es mucho más sencillo anticiparse a los deseos y necesidades del otro, haciendo que la vida en común sea más plena y satisfactoria, en esta parte de la relación todo » fluye con naturalidad, de forma intuitiva, sin esfuerzo», explican y en ese momento ya habremos creado «una conexión única y duradera, basada en la comprensión y la confianza«, añaden.
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