No todos los cantantes saben plasmar de una forma tan clara su personalidad en lo que muestran al público, pues no es tarea fácil y no todos crean una identidad tan personal, pero este no es el caso de Laura Pausini. De hecho ella ha sabido ir más allá al ir adaptando su estilo según las tendencias del momento. De este modo, siempre ha ido acorde a las últimas vanguardias, pero sin perder la imagen que la caracteriza.
Corrían los principios de los años 90 cuando una joven Laura Pausini incurría en la escena musical italiana, aunque poco tardó en hacerse eco en todos los rincones del mundo. En esta época, la artista se dio a conocer bajo un estilo marcado por los chalecos y el contraste del blanco y negro, presentes en muchos de sus looks del momento.
A finales de esa misma década, Pausini decidió apostar por una larga melena y ondulada, que se presentaba como un contraste, puesto que el peinado predominante de la época era liso, corto y con un pequeño flequillo a dos aguas.
Sin perder su esencia, la artista se veía fenomenal en trajes, como ya demostró en los inicios de su carrera, pero esta vez con el cabello recogido. De este modo encontró su sitio y su comodidad cada vez que vestía de esmoquin. Un hecho que, sin duda, llegaba como arriesgado y alentador para toda una generación que se unió a la moda de los «trajes masculinos».
De nuevo, con la llegada de la década del 2010, Laura Pausini sorprendía de nuevo con un look totalmente distinto: se soltó la melena y dejó que los rallos de sol se proyectaran en su cabello. Los destellos dorados de su cabello en esta nueva era daban una imagen más fresca y jovial.
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