Algo que está muy relacionado con el uso de geles y jabones, según explica en un artículo en Harvard Health Publishing, el profesor de esta universidad, Robert H. Shmerling, en él habla de que la piel mantiene una capa de aceite y un equilibrio de bacterias ‘buenas’ y otros microorganismos y frotarla con jabones los elimina, especialmente si el agua está muy caliente.
Algo en lo que coincide la doctora Sara Carrasco, miembro de la Academia Español de Dermatología y Venereología, que en declaraciones a la Revista Saber Vivir sobre cómo ha de ser la ducha explica: «Desde el punto de vista de la salud, no te duches ni mucho rato, ni friccionando la piel ni con agua muy caliente…..Así evitas eliminar tu protección natural. Tampoco te seques frotando la piel con la toalla”».
Shmerling se refiere también a los jabones antibacterianos, que en realidad pueden matar las bacterias normales y alterar así el equilibrio de los microorganismos en la piel y todo ello a su vez » fomenta la aparición de organismos más fuertes y menos amigables que son más resistentes a los antibióticos». Y es que para crear anticuerpos protectores y tener memoria inmunológica, nuestro sistema inmunológico «necesita una cierta cantidad de estimulación por microorganismos normales, suciedad y otras exposiciones ambientales», explican desde el mismo medio.
El experto recomienda duchas cortas (no más de tres o cuatro minutos) y con agua templada, además, limitar el jabón a genitales, pies, axilas y manos, dónde hay mayor densidad de glándulas sudoríparas.
MÁS SOBRE: