Desde eldiario.es explican que «Nuestro reloj circadiano interno, que reside en el cerebro, se ‘pone en hora’ con la luz del día y la oscuridad por la noche», por eso si vemos pantallas antes de dormir, estamos alargando de manera artificial el tiempo de exposición de nuestros ojos a la luz. Una ‘luz tóxica’ que altera nuestro sueño o nos impide conciliarlo».
Además la luz reduce la secreción de melatonina, la hormona responsable del sueño. Y es que según algunos estudios si hay un foco luminoso en la habitación, la melatonina baja a la mitad porque la luz se filtra incluso a través de los párpados y la inhibe, haciendo que durmamos mucho más superficialmente.
Lo explica la María José Martínez Madrid, coordinadora del grupo de trabajo de Cronobiología de la Sociedad Española del Sueño (SES) enCuidate Plus: «La luz elimina la melatonina del cuerpo y sin ella no vamos a conciliar bien el sueño o este va a ser «más superficial, fragmentado y con más despertares».
Desde el diario.es a su vez añaden que cuando hay luz mientras dormimos el organismo se activa y entramos en un estado de alerta, algo que se denomina ‘activación simpática»: «ya que es el sistema nervioso autónomo simpático el que entra en funcionamiento aumentando la frecuencia cardiaca, la presión arterial y la disponibilidad de azúcar en la sangre, como si nos estuviera preparando para entrar en acción (algo que no ocurre)» y a su vez el aumento de la frecuencia cardíaca y la tensión por la noche puede a umentar el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.