Algunos artistas, como Miguel Bosé, nacieron siendo famosos. Hijo de la actriz italiana Lucía Bosé y el torero español Luis Miguel Dominguín, el artista creció viendo pasar por su casa a importantes rostros de la época, como es el pintor Pablo Picasso o el escritor Ernest Hemingway. Rodeado de arte y cultura, este pronto descubrió que su pasión era la música, y consiguió despuntar en la misma con una apuesta totalmente arriesgada en la época.
Su nombre comenzó a copar titulares y a medida que su fama de artista crecía también lo hacía el interés por su vida personal y sus preferencias sexuales. Ya por entonces este no hacía declaraciones al respecto, si bien a lo largo de los años se le han conocido parejas que eran tanto mujeres como hombres. Una vida que podemos descubrir más a través de su BOSÉ, la serie sobre el artista.
En una reciente entrevista del artista con Shangay, este hace referencia a esa presión para ser claro con la sexualidad y colocarse la etiqueta oportuna. Este no salió del armario de manera oficial, sino que lo hizo de forma natural, que es, según él, como deben darse las cosas. «Mucha gente especulaba, pensaba, o quería que fuese del colectivo, que hablase, que me expresase, que me declarase… Y, primero, yo no estaba a gusto, digamos, en un primer momento. Y luego tampoco pensé que fuese necesario«, confiesa Miguel Bosé.
El artista considera que incluso ese misterio sobre su sexualidad aportó al colectivo: «La gente olía, la gente sabía lo que yo era sin tener necesidad de contarlo. Pero ese misterio añadido fue lo que más potenció ese icono, y lo que más ayudó a la comunidad«.
«Y te dicen ¿por qué lo hiciste o por qué no lo hiciste antes? Hubieses ayudado a mucha gente… Cada uno que se masque su chicle, porque yo bastante tenía con el mío«, confiesa el artista, más cercano a la opinión de que vivir tu vida con discreción pero normalidad ayuda más que exponerlo públicamente.
«No creo que esas cosas puedan guiar o ayudar a determinada gente. Uno se siente cómodo o no se siente cómodo, y tiene el derecho de decirlo o no», apunta Bosé. «La actitud que conlleva discreción es la que más respecta la gente que en principio no respeta a esta comunidad. El explayarse con descaro, con violencia o con imposición, yo creo que hubiera hecho mucho daño«, agrega.
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