Lo explica la psicóloga Esther Cantos, en welife.es, donde la describe como: «aspectos relacionados con el uso del poder, el control y la manipulación de otros para alcanzar objetivos personales».
Uno de los casos más duros de manipulación es el gaslighting que consiste en hacer dudar al otro de lo que ha hecho o dicho, además de minimizar sus acciones con frases como ‘te lo estás inventando‘ o ‘te lo estás imaginando‘, consiguiendo que la persona cuestione su cordura y empiece a dudar de si mismo, volviéndose dependiente del manipulador para interpretar las cosas.
Pero el gaslighting no es la única forma de psicología oscura, la triangulación, dónde se busca involucrar a una tercera persona para manipular o controlar a otra o el chantaje emocional son otras formas. Además de la proyección de culpa, que consiste en «atribuir a otros los propios defectos o errores… para desviar así la atención de sus propias acciones y culpabilizar a la víctima, generando confusión e indefensión», explican desde el mismo medio.
En esa misma línea está la victimización inversa, aquí «el manipulador se presenta como la víctima en situaciones donde en realidad ha causado daño», por ejemplo en el caso de una infidelidad, acusar al otro de ser el culpable por no haber prestado suficiente atención a la pareja, provocando la infidelidad del otro. O el aislamiento, donde el manipulador intenta separar a la víctima de su red de apoyo y recursos.
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