Y es que la microbiota intestinal está compuesta por billones de microorganismos y puede influir en la producción de neurotransmisores como la serotonina, esencial para el bienestar emocional. Incluso se refieren a estudios que han demostrado que: «una microbiota equilibrada puede contribuir a una mejor salud mental».
Desde el mismo medio se refieren a numerosos estudios que hablan de la relación entre alimentación y salud mental, que han demostrado que la dieta puede tener un impacto significativo en el bienestar emocional. Y añaden que: «Nutrientes como los ácidos grasos omega-3, las vitaminas del complejo B y los antioxidantes están relacionados con una menor incidencia de trastornos del estado de ánimo. Por otro lado, una dieta rica en azúcares y grasas saturadas se ha asociado con un mayor riesgo de desarrollar depresión y ansiedad«.
Desde deia.es explican que son un tipo específico de probióticos que «tienen efectos positivos en la salud mental a través de la modulación de la microbiota intestinal… ingeridos en cantidades adecuadas, pueden producir beneficios para la salud mental, como la reducción de síntomas de ansiedad y depresión». Algo que ha hecho que los profesionales de la salud mental pongan el foco en la dieta como complemento a los tratamientos. La idea es que, al mejorar la salud intestinal, se puede influir de manera positiva en el estado de ánimo y el bienestar emocional, explican.
Desde el mismo medio explican que estarían dentro de este grupo de psicobióticos eficaces para luchar contra la ansiedad y la depresión, el yogur y otros productos lácteos fermentados, ricos en probióticos, que pueden ayudar a equilibrar la microbiota intestinal. El kefir, el chucrut y el kimchi, los pescados grasos ricos en Omega3, las frutas y verduras por su contenido en fibra, que favorece el crecimiento de microorganismos beneficiosos en el intestino y la avena y otros granos enteros, que ayudan a mantener una microbiota saludable
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