Los comienzos en la industria musical no son nada fáciles para ningún cantante, y es por ello que muchos optan por darse a conocer cantando en las calles, con la esperanza de que alguien les de la gran oportunidad de sus vidas para dar a conocer su voz a la mayor cantidad de personas posibles. Muchos de nuestros artistas, como Ana Guerra, Pablo López o Natalia Jiménez comenzaron sus carreras en el metro de diferentes ciudades, y desde allí, con mucho esfuerzo y perseverancia, consiguieron montarse en el vagón del triunfo.
Alzaron su voz desde el subsuelo
Natalia Jiménez es una de las artistas que en alguna ocasión ha hablado sobre los comienzos de su trayectoria musical, e incluso en alguna de sus visitas a la capital española, ya como cantante consolidada, siente la necesidad de volver al lugar que la vio crecer: «Cuando estuve en Madrid hace unas semanas, no pude resistir las ganas, y me fui tocar en la estación de Metro Bilbao, donde yo tocaba cuando empezaba en la música. Y ahí sentada me di cuenta de todo lo que he pasado, lo bueno y lo malo, para llegar hasta aquí. La satisfacción de tocar para la gente y que no me conocieran fue lo máximo. Como volver a ser quien fui…».
Pablo López es otro de los que persiguió sus sueños sobre el asfalto de la calle y también bajo él, ya que como ha contado en alguna ocasión, comenzó a cantar en el metro de Londres cuando tenía únicamente 18 años, antes de recorrerse los hoteles de la Costa del Sol. Además, para promocionar a uno de los finalistas de una de las ediciones de ‘La Voz’, ambos recorrieron una de las líneas completas del metro de Madrid para deleitar a los pasajeros con música en directo, y la experiencia para el cantante fue «la conexión total con la música, ya que siempre que hay música, hay tranquilidad y hay paz».
Ana Guerra no comenzó cantando en el metro, ya que en su ciudad natal no hay, pero sí que se pateó las calles de La Laguna en Tenerife durante más de 4 años para darse a conocer antes de convertirse en una de las concursantes de ‘Operación Triunfo’. Aunque sí que quiso, una vez salió del programa, volver a experimentar aquellas sensaciones de las primeras veces, y de manera incógnita bajó hasta los andenes de Avenida de América, en Madrid, para ofrecer un concierto improvisado, sobre el que posteriormente confesó: «Me parece muy importante que todos los que se dedican a la música pasen por algo así: que se vean totalmente desnudos ante la realidad, por cruda que sea, que se expongan, que se prueben. Y es jodido, porque en un pasillo como el de hoy no es fácil llegar al corazón de nadie, no es fácil hacer sentir. Pero de esta forma también se aprende».
