En primer lugar se refieren a aquella ropa de verano que no hemos usado durante el verano porque no nos gusta como nos queda, además de aquellas sandalias desgastadas que no has dejado de usar y están para el arrastre, aunque por supuesto si tienen arreglo, no dudes en llevarlas al zapatero.
Además seguro que tienes mil bolsas de playa y de tela que has ido acumulando durante todo el año, ¿verdad?, pues también es el momento de darlas o tirarlas y junto a ellas ha llegado el momeno también de tirar cremas solares que no sirvan ya, y es que: «suelen caducar de año en año, por lo que tirarlas cuando llega el otoño es una sabia decisión», explican.
El maquillaje de verano que no esté en buen uso tampoco debemos guardarlo de nuevo, así que revísalo y tira lo que no esté bien, además de los bañadores y bikinis con la goma desgastada, seguro que tienes alguno que guardas año tras año ‘por si acaso’, para no ponértelo nunca. Pero además, el cambio de armario puede ser un gran momento para deshacernos de jerséis rotos o que ya no nos gustan, de ropa vieja o desgastada que usamos para estar en casa y ropa de cama y toallas desgastada o rota y que es el momento de renovar.
De igual forma es mejor guardar esas prendas que, aunque no nos pongamos hace tiempo, seguro que nos sacan de algún que otro apuro en algún momento. Es el caso de algún vestido de fiesta o un abrigo atemporal que no te pones y que no pasa de moda, además de algún bolso especial que tengas. Puedes hacerte eso si, con un armario auxiliar dónde las guardes, así liberarás espacio en tu armario.
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