Todos sabemos que cuando llega el frío invierno toca el turno de ponerse los guantes, los gorros, la bufanda y sacar los jerseys más gordos de nuestro armario para enfrentarnos a las bajas temperaturas. Lo que buscamos en estas prendas cuando las usamos es que cumplan su función: abrigarnos.
Pero nunca nos paramos a pensar en cuál fue el origen de estos complementos o quiénes se los pusieron por primera vez. Nosotras nos hemos puesto a pensar en esto y este hilo de pensamientos nos ha llevado a preguntarnos acerca del origen del gorro y, concretamente, del típico gorro adornado con un pompón. ¿Tiene realmente una función?
Quizá nunca te hayas hecho esta pregunta o quizá sí, pero lo cierto es que el motivo por el que algunos gorros de lana llevan un pompón en la parte más alta no es solo decorativo. Para entenderlo, debemos viajar hacia el siglo VIII y trasladarnos a Escandinavia. En la cultura de entonces existía un dios vikingo, llamado Freyr, amo y señor de la lluvia, del sol y de la fertilidad.
En la mitología nórdica era, básicamente, el símbolo de la virilidad. Pues bien, en 1904, en Södermanland (Suecia), hallaron la llamada estatua de Rällinge, una figurita de bronce de unos siete centímetros de altura en la que aparece representado un individuo con el pene erecto —fertilidad—, barba puntiaguda y una especie de sombrero picudo que recuerda a estos gorros de la actualidad.
Hay quien opina que este complemento era en realidad un casco y que el pompón servía para poder quitárselo con facilidad. Pero esta no es la única teoría que especula sobre el supuesto origen de este elemento decorativo de la prenda. Y mientras que la primera se la atribuimos a los vikingos, una segunda señala a los ingleses.
Para entender esta teoría volvemos a remontarnos al pasado, concretamente al siglo XVI. Por aquella época, los soldados y marineros ingleses solían llevar la gorra Monmouth y que tenía una pequeña lengüeta en un lateral, o que podría haber servido de inspiración para el diseño actual.
Pero ahí no acaba todo. Hay una anécdota más, también histórica, con la que se trata de dar respuesta a esta pregunta. Volvemos a hacer un viaje en el tiempo y nos paramos en la Francia del siglo XVIII. Por aquel entonces, cada regimiento de soldados llevaban un casco alto y pesado, el shako.
Cada unidad le daba su toque diferente y mientras que unos le colocaban alguna placa, otros le añadían plumas o pompones. Esta última opción fue la que más atrajo a Napoleón, que lo impuso entre sus soldados, como recoge el portal web Medium.
Y tú, ¿con qué teoría te quedas?
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