Todos hemos escuchado que con los cambios de tiempo hay dolencias que parecen acuciarse, algo que hasta ahora parecía tratarse más bien de sabiduría popular. Sin embargo cada vez parece haber más evidencia científica de que algunas enfermedades físicas y mentales pueden verse afectadas por los cambios en el tiempo atmosférico. Y es que cambios en el viento, las temperaturas y la presión atmosférica pueden ser determinantes. Hoy hablamos de la importancia de saber si eres meteorosensible.
Esto es precisamente lo que explica la meteoróloga, doctora en Ciencias Físicas y divulgadora, Mar Gómez en el libro que acaba de publicar, ‘Meteorosensibles. Cómo el tiempo influye en nuestra salud física y mental’ en el que recopila la investigación y el respaldo científico que apoyan esta idea. Lo explica en declaraciones a Ok Diario, «No había una respuesta contundente de la ciencia y lo que yo he querido hacer es recopilar todos esos estudios, con muchos artículos científicos, para dar respuesta a esto».
Gómez explica que aunque es incontestable que los cambios de tiempo influyen en nuestra salud, depende mucho del cambio que sea, de la variable atmosférica y de la persona y añade que «Entre el 30% y el 60% de la población podría ser meteorosensible, que son las personas que tienen una cierta sensibilidad y experimentan una agravamiento en sus patologías físicas o mentales», aunque en el caso de estas últimas el conocimiento es menor, añade. Y habla de la primera referencia encontrada por escrito a la meteorosensibilidad, aunque entonces se hablaba de meteorotropismo, en 1938 por parte del pediatra alemán Bernhard de Rudder.
Y es que cada vez es mayor el consenso sobre la existencia «de una asociación entre las circunstancias climáticas y la salud mental», explica Manuel Martín Carrasco, vicepresidente de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental, en cuidateplus.com.
En el mismo medio, el psiquiatra Pablo Pérez Gómez, de la Unidad de Bipolaridad de la Clínica Nuestra Señora de la Paz, de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, habla de la influencia de los cambios estacionales en el estado de ánimo cómo: «un ámbito en el que cada vez hay más evidencia científica», aunque añade que «hay todavía mucha investigación por desarrollar».
La meteoróloga explica por ejemplo que hay un cierto tipo de viento en regiones montañosas, «con unas características muy claras, que está relacionado con los trastornos de ansiedad, las tasas de suicidio y la depresión», además de referirse a estudios, «que vinculan las tasas de homicidios, feminicidios y criminalidad con los aumentos térmicos y con las temperaturas muy extremas» o a las altas temperaturas que también «pueden hacer que estemos más apáticos, irritados o incluso, en personas que ya tienen una predisposición para ser agresivas, puede ser un ingrediente extra para que sea más contundente».
Pérez Gómez habla también de la luz solar, como uno de los factores meteorológicos que más se han relacionado con la enfermedad mental y habla de «estudios que indican que hay más tendencia a la depresión en latitudes más norteñas y también en zonas más frías y lluviosas dentro de un mismo país». Aunque se refiere a las condiciones climáticas como uno más «entre los muchos factores sociológicos, poblacionales e institucionales que influyen en el estado de ánimo». Mar Gómez añade en este sentido, que cuando hay menos luz solar, «Recibimos menos Vitamina D, que está relacionada con la producción de la serotonina, un neurotransmisor que, entre otras muchas cosas, regula el estado de ánimo».
El vicepresidente de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental habla también de como las temperaturas excesivamente altas «se asocian a un deterioro de la salud tanto física como mental», y señala que «no hay más que fijarse en el aumento de la mortalidad tras una ola de calor». Además añade que las temperaturas altas se asocian a una mayor presencia de síntomas de ansiedad, estrés, depresión, irritabilidad e incluso se refiere a estudios que «revelan que las temperaturas altas se relacionan con un aumento de las tasas de suicidio, pero en este caso los resultados están menos consolidados», explica.
A su vez Mar Gómez habla del cambio climático cómo un elemento que está vinculado al surgimiento de nuevas patologías tanto físicas como de salud mental. Además señala la importancias de ser conscientes de si somos o no meteosensibles para poder anticiparnos así a la situación. «Si tenemos migrañas y con los cambios de presión sabemos nos vamos a poner peor, teniendo la información de antes nos podemos preparar mentalmente», explica.
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