Y es que es fácil pensar que nuestro esfuerzo se va a traducir en un horario mejor, un aumento de sueldo, un ascenso o simplemente una valoración positiva por parte de tus superiores, sin más. El problema viene cuando esa recompensa que esperabas no llega nunca.
Aunque puede afectar a los hombres también, por regla general lo sufren más las mujeres y está muy asociado a otro síndrome, el de la impostora, que lleva a las mujeres a no creer en su potencial en el entorno laboral. Y es que durante años «la sociedad ha hecho que las mujeres estemos acostumbradas a vernos como sujetos pasivos”, explican desde El Español.
Además de la propia frustración y desencanto con el mundo laboral, que genera al ver que los jefes no notan tu esfuerzo profesional, este tipo de síndrome genera estrés y agotamiento físico y mental, normalmente asociado al esfuerzo extra en el puesto de trabajo.
Respecto a como evitarlo, desde el blog de woomup dan algunas pautas, como, tener confianza en una misma, desarrollar tu propia marca personal y ser perseverante y estratégica a la hora de que reconozcan tu trabajo, «recoge información y aprende a presentarla de manera exitosa tras cada proyecto que acabes», explican.
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