Cuidado con las pajitas de papel: son tóxicas

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Desde hace tiempo habrás notado que si pides una pajita con tu batido o refresco, ya no son de plástico, sino de papel. Y es que se han sustituido para luchar contra el consumo de plástico. Sin embargo esta no parece ser la mejor opción, lo primero porque las de papel se deshacían con facilidad y para evitarlo, las hicieron más resistentes y duras, pero esto a su vez dificultaba su reciclaje.

Y por si esto fuera poco, según este estudio realizado por un equipo de investigadores de la Universidad de Amberes y publicado en la revista Food Additives and Contaminants, en el que analizaron 39 marcas de pajitas de varios materiales como plástico, papel, vidrio, acero inoxidable o bambú, llegaron a algunas conclusiones nada positivas.

Y es que detectaron que las pajitas de papel eran las que contenían más «sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas, más conocidas como PFAS», explican desde Xataka. Se trata de sustancias sintéticas que se consideran nocivas tanto para los humanos como para los animales y el medio ambiente. Los agentes químicos de PFAS más estudiados son el PFOA y el PFOS (sulfonato de perfluorooctano).

Las pajitas de papel no son nada aconsejables

A su vez la Agencia Europea de Medio Ambiente, se refiere a las PFAS como «químicos eternos«, ya que son muy persistentes y además explican que pueden provocar daños hepáticos, enfermedad tiroidea, obesidad, problemas de fertilidad y cáncer.

Y añaden que no solo están en las pajitas, también podemos encontrar PFAS en alimentos envasados, telas, pinturas, productos electrónicos o cajas de pizza.

Según el citado estudio, 18 de las 20 marcas de pajitas de papel contenían PFAS, aunque la razón no está clara, «puede ser accidentalmente durante el proceso de fabricación o porque se añaden estas sustancias como material de recubrimiento impermeable, para conseguir que las pajitas sean más resistentes», explican.

La alternativa parece clara: utilizar pajitas de acero inoxidable que, aunque son más caras, no se deshacen y no dañan el medio ambiente de manera directa porque son reutilizables.