La comodidad y facilidad que ofrece este sistema hace que se haya convertido en uno de los medios de pago más utilizados, ya que lo normal es que llevemos nuestro smartphone encima y evita que tengamos que cargar siempre con nuestro monedero.
El único requisito para poder pagar con nuestro teléfono, es que esté equipado con una tecnología llamada NFC (Near Field Communication o «comunicación de campo cercano», en español), algo que hoy en día prácticamente todo los smartphones del mercado tienen y gracias a la cual el teléfono se conecta al datáfono y realiza el pago sin necesidad de insertar nada, explican desde El Economista.
Pero la seguridad del NFC nunca debe darse por sentada, explican desde La Vanguardia y por eso si queremos hacer pagos sin contacto con nuestro teléfono móvil hemos de configurar varios pasos adicionales de autenticación desde alguna de estas aplicaciones. El primero de ellos activar la necesidad de pulsar un botón físico para confirmar la operación, como el de encendido o el de volumen, después debemos activar un PIN obligatorio para pagar, activar y desactivar el NFC según necesitemos y desbloquear los pagos con huella o reconocimiento facial, que es el que los expertos consideran el más efectivo.
En el caso de Apple Pay «viene configurado por defecto para exigir que el usuario pulse dos veces el botón de encendido y supere la prueba de autenticación por FaceID o TouchID antes de realizar la operación», explican desde el mismo medio. Siguiendo estos pasos, es prácticamente imposible que alguien robe los datos de la tarjeta y pague con ella aunque haya robado el teléfono y tenga la clave para desbloquearlo.
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