Y es que a muchos padres esto les supone un ‘alivio’ ya que lo prefieren antes que estar dando vueltas en la cama esperando a que sus hijos vuelvan sanos y salvos. Pero, ¿es sano hacerlo?. Nos detenemos en la opinión de los profesionales.
En declaraciones a Yo dona de El Mundo, la psicóloga sanitaria y perinatal Cristina Castaño explica que es necesario ‘soltar el hilo’ de manera progresiva: «Depende de su madurez, de si sabemos con quién salen, si vienen acompañados, etc., pero en general debemos estar atentos a cuándo pueden hacerse cargo de su regreso. A veces nuestros miedos, que son lógicos, dificultan esos procesos«, explica.
Cuadrillero recomienda que «se organicen con su grupo de amigos para ir y volver juntos», algo que además les va a servir para adquirir habilidades sociales y aumentar la confianza en si mismos. Y en el caso de que sus amigos no vivan cerca se pueden tomar medidas antes de salir, como planificar bien cómo va a volver y qué medio de transporte va a usar, activar la ubicación en tiempo real y que nos vayan informando del trayecto. Señala también como una buena opción » invitar o quedarse a dormir en la casa de alguno de sus amigos para que pueda volver acompañado».
Para la psicóloga y psicopedagoga Maribel Gámez cuando los jóvenes saben gestionar su regreso, consultan los horarios del transporte nocturno, saben cómo buscar un taxi o qué hacer si se quedan sin batería, es momento de ser autónomos, explica y resalta que hasta los 16 años es esencial que los padres tengan localizado a su hijo a través de una aplicación GPS para ayudarlos si ocurre algo.