Si cocinar no es lo tuyo, Joaquín Sabina tiene la banda sonora ideal para tus días de batalla en la cocina. La canción Con las Manos en la Masa, escrita junto a Vainica Doble, es el himno perfecto para quienes se enfrentan a la vitro con más miedo que entusiasmo. Sabina, con su descaro y humor característicos, nos recuerda que, aunque nos falte técnica y nos sobre harina en la cara, la cocina sigue siendo el campo de combate perfecto para el día a día. La canción fue compuesta para hacer de banda sonora al programa homónimo de TVE. Durante siete temporadas, fue presentado por Elena Santoja y mientras entrevistaba a compañeros de la industria de la vida pública, ponían a prueba sus dotes culinarias.
Sabina comienza pintando la escena de cualquier tarde cualquiera: uno vuelve a casa tras un día eterno, esperando sentarse y degustar un plato digno de elogio. Pero la realidad golpea duro cuando él se encuentra «con las manos en la masa», exigiendo a una niña que deje de soñar con platos gourmet. Nada de «pato chino», el hambre pide cosas de andar por casa, y ahí entra la retahíla de manjares caseros que Sabina lanza en la canción como una lista de la compra bien cargada. Porque, ¿quién necesita una mousse de foie cuando un gazpacho con ajo y pepino arregla el alma?
Niña, no quiero platos finos
Vengo del trabajo y no me apetece pato chino A ver si me aliñas Un Gazpacho con su ajo y su pepino
Los «papas con arroz, bonito con tomate», «cochinillo, caldereta», y hasta «migas con chocolate» nos demuestran que, para Sabina, cocinar no es un arte, sino una trinchera donde se juega la supervivencia y, si hay suerte, una buena comilona. Sabina añade un toque de ironía cuando menciona que hasta ha hecho un «cursillo para Cordon Bleu«, porque todos sabemos que esos cursos solo consiguen poner un toque chic al caos.
Al final, Sabina nos demuestra que no hace falta ser un chef Michelin para encontrar placer en un par de ingredientes y una copita de ojén. «Dame pepinillos y yo los remojaré con una copita de ojén», pide, como quien sabe que con lo mínimo y un toque de desenfado se pueden crear maravillas. Porque si de algo está segura esta canción, es de que los platos finos son para otros; aquí, lo que cuenta es disfrutar, aunque sea con los dedos llenos de harina y las recetas a medias. Con Sabina como banda sonora, la cocina se vuelve un terreno donde no hace falta ser un experto, solo alguien dispuesto a jugar un poco.
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