Las fotografías de ambos forman un díptico, es decir, están tomadas por separado, pero pensadas para exponerse de manera conjunta. El escenario elegido para este retrato de los reyes fue el salón Gasparini del Palacio Real.
Las fotografías realizadas hace ya nueve meses, no eran parte de las oficiales a las que estamos acostumbrados. Al ser una petición por parte del Banco de España, Leibovitz contó con una total libertad que le permitió plasmar sus ideas en este magnifico resultado. «La artista contó con absoluta libertad, desde la elección del escenario hasta la indumentaria”, reveló Yolanda Romero Gómez, historiadora del arte y responsable de conservaduría y patrimonio del Banco de España.
El Rey Felipe VI quedó reflejado como un monarca con el uniforme de gala del Ejército de Tierra y la banda azul de la orden de Carlos III, entre otras condecoraciones y detalles llamativos. Mientras, la Reina Letizia, tal y como pretendía la propia fotógrafa, luce como una estrella perteneciente a la edad dorada de Hollywood, con un vestido de gala en palabra de honor negro, confeccionado en los años cuarenta. A pesar de que la reina no porta en el retrato la diadema Flor de Lis, ni la banda de Carlos III, sí que se fotografió con ellas. Fue decisión de la propia fotógrafa el que finalmente no formaran parte del retrato.
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