En la primera prueba los concursantes tenían que inspirarse en una canción importante para ellos para crear seis magdalenas. Blas Cantó eligió La gata bajo la lluvia, de Rocío Dúrcal. Su valoración fue positiva, como también la de la segunda prueba. En ella tenían que crear un bizcocho enrollado con dos rellenos y con una decoración peculiar en la que predominaran los colores.
El murciano, contento con el resultado, quiso aprovechar para dedicar este postre a su familia de Senegal. Para ello en su decoración quiso representar el cuello de una jirafa. «Lleva un poco a la familia que tengo en Senegal porque mi madre está casada con un senegalés«, explicaba el cantante. Blas también explicaba que el homenaje era «una manera de estar allí«, ya que nunca había podido ir a visitarles.
El artista se estreno con un gran éxito en el concurso, pues sus dos postres le sirvieron para postularse como uno de los dos candidatos a conseguir el delantal a mejor pastelero del programa.
Los jueves destacaron lo trabajadas que estaban sus creaciones a nivel decoración y le pedían de cara a los próximos programas mejorar otros aspectos como «el gusto y el sabor» para alcanzar la perfección.
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