Es el factor más importante a la hora de comprar unas nuevas gafas de sol, que tienen que traer incorporada la etiqueta o pegatina que certifique el bloqueo completo de los rayos ultravioleta, con un porcentaje del 100% o lo más cercano posible. Es algo que no se suele tener en cuenta al adquirir este tipo de producto, que suele seleccionarse, en la gran mayoría de ocasiones, en función a su estética.
Pese a que en un principio puede parecer que los cristales oscurecidos protegen nuestra visión mejor que los que son más claros, esto no es para nada cierto.
De hecho, siempre que ambos cuenten con la protección ultravioleta máxima, es recomendable elegir lentes más claras que consiguen que forcemos menos nuestra vista al dejar pasar más luz natural.
Este valor se mueve en el intervalo de 0 a 4, siendo el número más alto el que indica una mayor protección, por tener los filtros más potentes. A partir de ahí, el 3 está recomendado para exposiciones continuas al sol, el 2 para un contacto medio y el 1 para días en los que el nivel de rayos de sol es más bien escaso.
Es un producto de vital importancia para nuestra salud, por lo que a la hora de comprarlo debemos evitar establecimientos no especializados en el órgano de la vista.
Debemos evitar comprar este tipo de artículo, por ejemplo, en grandes superficies de precios reducidos o en mercados ambulantes, ya que podría afectarnos seriamente, decantándonos siempre que sea posible, por ópticas oficiales.
Son muchas las enfermedades que nuestra vista puede desarrollar por su exposición al sol, como pueden ser las cataratas, cuyo riesgo de aparecer aumenta al exponer la retina directamente a los rayos solares. Además, también evita que aparezcan problemas como la fatiga ocular o la degeneración macular, que puede resultar en la pérdida de parte de nuestra visión. Incluso en los casos más extremos, si no protegiéramos toda la zona entre la nariz y la frente, podríamos desarrollar problemas de salud extremos como el cáncer de piel en párpados.
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