Es un vinagre mucho menos ácido y más suave que el vinagre blanco destilado puro o los elaborados con vino, de ahí que sea ideal para ensaladas, adobos o verduras salteadas. Pero más allá de sus usos gastronómicos están sus beneficios para nuestra salud.
De hecho hay estudios que sugieren que añadir una o dos cucharadas a nuestra dieta diaria, puede ayudarnos a perder peso ya que este tipo de vinagre aumenta la saciedad y reduce el apetito. Pero este no es el único beneficio.
Y es que además afecta a los niveles de azúcar en sangre ya que puede ayudar a reducir los picos de insulina en sangre, que son «subidas repentinas de azúcar en sangre tras la comida, y que se producen de manera más abrupta cuando hemos ingerido hidratos de carbono de absorción rápida», explican desde 20Minutos, desde donde añaden que si se mantienen en el tiempo pueden afectar a nuestra salud cardiovascular, al sistema nervioso, los riñones, la vista…
Además, numerosas investigaciones han demostrado que, estas subidas rápidas de azúcar en sangre después de comer pueden provocar un aumento de la sensación de hambre, de cansancio y cambios repentinos de humor.
El vinagre de arroz es rico en antioxidantes, que combaten el daño celular ocasionado por los radicales libres y en ácido cítrico que «fortalece las defensas y favorece la absorción del hierro de los productos vegetales«, explican desde el mismo medio. Y por si esto fuera poco, aunque «es necesario realizar más estudios, los primeros ensayos sugieren que el consumo regular de pequeñas cantidades de vinagre puede reducir los niveles de colesterol y triglicéridos», añaden desde onesupermarket.es.
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