Se trata de un sistema, también conocido como ‘envasado refrigerado’, cuya principal utilidad es retrasar el deterioro de los alimentos y cuya base es el precocinado, no solo de ingredientes por separado, sino también de platos preparados.
Los pasos a seguir son estos, explican desde cuerpomente.com:
Aunque lo importante es realizar cada paso de la forma correcta. Por ejemplo, es importante cocinar los alimentos, es decir, no podemos almacenar ensaladas o alimentos crudos con este sistema. Ya que «Calentar es importante para matar las bacterias, el moho y las levaduras que pueden estropear los alimentos», explican.
El segundo paso es llenar los recipientes de cristal con nuestro guiso, para lo que debemos utilizar recipientes de vidrio con tapas de rosca intactas o tarros de cristal de los que se cierran con un anillo de goma y abrazaderas metálicas. Al cerrar el frasco, la comida debe estar al menos 80 grados centígrados.
Y vamos con el tercer paso, si al verter la comida en los recipientes, esta se enfría, podemos volver a calentarla de nuevo en el tarro, llevándola a ebullición 30 minutos a 100 grados centígrados. Ahora llega el momento de guardar en frío, para ello no debemos esperar más de seis horas desde que hemos envasado el alimento, pero no olvides que no se deben introducir alimentos calientes en la nevera, espera a que se enfríe.
Respecto a la duración de la comida envasada con este método no hay una regla general. «Deberías poder comer la mayoría de los platos sin dudarlo después de cuatro semanas o más», explican desde el mismo medio. Aunque si observamos que la tapa se ha abombado o no está bien asentada, debemos tirar el contenido del tarro, ya que puede ser síntoma de que se haya echado a perder.