Hace unas semanas saltaba la alarma ante la presencia de una supuesta plaga de salpas en las costas de Cantabria, especialmente en Mataleñas, San Juan de la Canal, La Maruca y El Sardinero. Ahora, son estas especies marinas las que amenazan a los más playeros.
Según ha indicado Cruz Roja, este verano ha habido más picaduras por pez araña que por medusas en esta región del norte. De hecho, el número de casos ha sido el doble que el de las aguavivas; llegando a un total de 702 picaduras.
Ante esto, es importante conocer un poco más acerca de estos animales y los riesgos que entrañan: dónde se encuentran, por qué son peligrosos y qué hacer en caso de que te pique alguno de ellos:
El pez araña, también conocido como pez escorpión, es un pez de la familia Trachinidae, típico en aguas frías del mar Mediterráneo y del este del océano Atlántico. Se trata de una especie que suele medir unos 30 cm de largo y que dispone de un opérculo con espina venenosa y una aleta dorsal con espinas venenosas.
El pez araña es de un color pardo o verdoso con manchas oscuras que puedes encontrar, sobre todo, en las orillas, en el fango o en profundidades próximas a los 150 metros. Su hábitat natural es en costas de Noruega hasta Mauritania, las islas de Madeira y Canarias y en todo el Mediterráneo y mar Negro.
Lo más importante es que busques enseguida un puesto de socorro o el chiringuito más cercano para poder introducir el pie o la zona afectada por la picadura del pez araña en un recipiente con agua caliente. El líquido tiene que estar a temperatura más caldeada. Aunque hundirlo en la arena caliente también alivia.
La herida debe estar sumergida en este agua caliente durante al menos 30 minutos o hasta que empieces a notar que el dolor se reduce.
Son las especies más comunes y todos, dentro y fuera de nuestras fronteras, nos las hemos topado más de una vez. Aunque son más habituales en aguas cálidas y tropicales, también las podemos encontrar en zonas más frías.
Otro dato importante a tener en cuenta si vemos una es que incluso las que están muertas también pueden inyectar veneno durante un tiempo.
Lo primero que hay que saber es que solo transmiten el veneno a través de los tentáculos, no de la cabeza. El primer efecto de una picadura es la sensación de picor y dolor, así como una inflamación en la zona. En el caso de personas especialmente sensibles los efectos de las picaduras pueden llegar a ser muy graves.
Una vez sepamos que nos ha picado una medusa, debemos limpiar la zona con agua marina, nunca con agua dulce, ya que esto haría reaccionar a las células urticantes. A continuación, limpiamos la zona con un poco de suero fisiológico y una gasa, para luego aplicar frío con hielo, pero nunca directamente, sino con el hielo metido en una bolsa.
Su nombre científico es Physalia physalis, pero también se le conoce como carabela portuguesa, fragata portuguesa o falsa medusa. Puedes encontrarlas en todas las aguas cálidas, especialmente en áreas tropicales y subtropicales de los océanos Pacífico e Índico; también en la corriente del Golfo Atlántico y a veces en el Mediterráneo.
Son muy similares a las medusas, pero no pertenecen a la misma familia. Tiene una forma de globo o vejiga llena de gas que puede medir hasta 30 centímetros de diámetro. Además, tienen tentáculos, de hasta 50 metros de longitud de color azul o púrpura, explican desde National Geographic.
La picadura de una carabela portuguesa puede ser mortal para un niño o para un adulto con salud delicada. Pero sus efectos normalmente desaparecerán en unas pocas horas. Los síntomas más frecuentes son escozor y picor en la zona afectada.
Si has sufrido una picadura hay que retirar todos los restos de tentáculos de la piel y lavar la zona con alcohol o con agua salada; no con agua dulce. Tampoco es conveniente usar vinagre, a diferencia de lo que se hace con la medusa común. Además, se aconseja aplicar agua caliente y una crema con cortisona después de la limpieza.
Los erizos de mar se encuentran en los fondos marinos de todo el planeta, suelen estar pegados entre rocas y en arrecifes de corales y se alimentan de animales y vegetales; como algas, peces muertos, mejillones, esponjas y percebes.