Manuel Carrasco

Manuel Carrasco toma las calles de su pueblo, Isla Cristina, gracias al arte callejero

El artista se ha mostrado muy emocionado por el especial homenaje del que es protagonista

Marcos Aceña

Manuel Carrasco está viviendo uno de los años más emocionantes de toda su trayectoria musical, ya que no ha parado de recibir sorpresas musicales a lo largo de los meses que llevamos de 2024. A comienzos del mes de abril publicó ‘Libélula’, la canción con la que rindió homenaje a su amiga Elena Huelva, fallecida a comienzos del año pasado debido a un sarcoma de Ewing, que a su vez fue la melodía principal del documental que le rinde homenaje. También voló hasta México para realizar un concierto muy especial en la ciudad de Aguascalientes, donde aprovechó para hacer un poco de turismo, y desde allí voló hasta Miami, donde estuvo grabando algunas de sus nuevas canciones.

La cita más importante de su año se llevó a cabo en el Santiago Bernabéu, donde puso el punto y final a la gira ‘Corazón y flecha’, con un multitudinario concierto al que acudieron más de 60.000 personas y en el que estuvo acompañado de algunos de sus compañeros y amigos de la industria musical como Juanes, Camilo, Malú, Luis Fonsi o Niña Pastori, que consiguieron junto al onubense que todos los corazones de los asistentes latieran al mismo tiempo durante las casi tres horas de recital.


El homenaje más especial a Manuel Carrasco

En una fachada de Nuestra Señora del Mar, la barriada que vio crecer a Manuel Carrasco, ubicada en Isla Cristina, ha aparecido el rostro del cantante, pintado con grafiti y a tamaño gigante, que ocupa nada más y nada menos que cuatro plantas de un edificio en el que, de ahora en adelante, cualquiera que pase por la zona, podrá ver el homenaje realizado por y para el artista más exitoso de la zona, que no ha tardado a reaccionar a este regalo tan singular, sobre el que ha confirmado que es «una de las cosas más bonitas que le pueden pasar a uno, ni todos los premios del mundo son comparables a este, porque este nace desde el corazón y el amor».

El artista que firma el grafitti es Víctor Konestilo… que en su perfil de Instagram atesora imágenes de retratos artísticos del mundo del arte, la cultura y el deporte.

 

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Pintado en tonos cálidos como el amarillo o el naranja, Manuel aparece en primer plano con un rostro sonriente, mientras que a su izquierda se puede observar el famoso faro de Isla Cristina, que es uno de los más conocidos y peculiares de la costa de Huelva, y que seguro que ha sido la luz que el cantante necesitaba en algunos momentos de su vida. En la esquina izquierda superior aparece la frase «Cada vez que estoy contigo», una de las líneas de su canción ‘Y soy’.

El onubense ha querido mostrar su agradecimiento con un extenso texto que consigue emocionar y trasmitir la sensación de estar en casa: «En esta fachada, en cada trazo, están todos los bloques, desde el 1 al 8. Está mi mare y mi pare, mis hermanos, mi abuela, mis tios, mis amigos, el kiosko del cochino, los fandangos del sequero, los mariscaores con su rastro, los números de la lotería resonando al caer la tarde, la cuesta dolores, la murga del cano, mi primer conejo de la suerte, trasquilina el burro encima, mi primer beso escondido, mis primeros miedos, el bocadillo en el recreo, el palacio del carnaval, la época donde no había teléfono y otros tantos infinitos recuerdos… El corazón se me sale para contaros de dónde vengo, pero aunque se salga siempre esta ahí en la gente, en el viento que juega con la ropa tendía. Isla Cristina, gracias por este gesto, ahí sigo por siempre porque nunca me fui», firma el artista.

Por su parte, el artista de la obra también ha querido dedicarle unas palabras tanto a Manuel como a todo su entorno, por la humildad que han demostrado tener con él: «En este mural trato de mostrar tanto en composición como en colores ese sentimiento de bienestar y sosiego que sentirá Manuel al regresar a su tierra; al dejar el día a día, el trabajo y el bullicio y volver a su tierra; tratando el color de su rostro con una gama de grises que van desapareciendo y transformándose en azafrán en cuanto sus ojos contactan con el atardecer de su pueblo, cuando el faro que le guía le da las buenas noches y su cantil le susurra con el oleaje chocando con las rocas y las barquitas amarradas a las boyas. Han sido unos días maravillosos a la par que duros por la climatología de los meses estivales pero todo amainaba cuando su barriada, su pueblo, su gente… me ofrecía todo lo que estaba a su mano para que yo estuviera a gusto, desde agua congelada hasta cigalas!!».

Es, sin duda, un recuerdo que Manuel Carrasco jamás olvidará.