Y es que aunque lo asociamos generalmente a ensaladas, tostadas y guacamoles, según expertos de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard, «también es una excelente opción para hornear debido a su contenido en grasas monoinsaturadas, que son estables a altas temperaturas». A su vez estas grasas son beneficiosas para el corazón y ayudan a reducir el colesterol malo.
Para su uso en repostería debemos echar la misma cantidad que echemos de mantequilla, por cada taza de mantequilla la misma cantidad de aguacate. Así, además de conseguir bizcochos o galletas más cremosos, estos serán mucho más saludables.
Y es que a su contenido en grasas monoinsaturadas, especialmente ácido oleico, similar al que encontramos en el aceite de oliva, hay que añadir su alto contenido en fibra, unos diez gramos por pieza, sus propiedades prebióticas, su contenido en antioxidantes (luteína y zeaxantina), «que cuidan la salud de los ojos y protegen de la degeneración macular y las cataratas«, explican desde Cuerpo y Mente, además de vitaminas C y E, también antioxidantes. También es rico en potasio y magnesio que a su vez son esenciales para la salud muscular, la regulación de la presión arterial y el equilibrio de líquidos en el cuerpo, explican desde La Razón.
También podemos tomarlo en batidos, para espesarlos, en sopas, ensaladas o tacos, cortado en cubitos, en finas láminas y enrollado en forma de rollos de sushi o cortándolo por la mitad con un chorrito de limón a modo de snack, explican desde Cuerpo y Mente.
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