El calor extremo afecta nuestro cuerpo de varias maneras. «Debido al calor, los vasos sanguíneos se dilatan para refrescar el cuerpo y esto hace que los líquidos se filtren hacia los tejidos circundantes, causando hinchazón», explica Amaro. Además, la inactividad física, común durante los días más calurosos, empeora la circulación. «Si hacemos menos actividad física debido a las altas temperaturas, estamos mucho tiempo sentados o permanecemos mucho tiempo de pie en el mismo sitio, nuestra circulación sanguínea se resiente y, por ende, se produce esa acumulación de líquidos», añade la especialista.
Otro culpable importante es nuestra dieta. El consumo excesivo de sal y alimentos procesados, que son altos en sodio, puede intensificar la hinchazón. Amaro señala que «usar un exceso de sal en la preparación de nuestras comidas y tomar alimentos procesados, que suelen tener alto contenido en sodio y potenciadores del sabor, también contribuye a una mayor hinchazón de piernas y de brazos».
La hidratación también juega un papel crucial. Durante los meses de verano, es común no consumir suficiente agua, y esto, combinado con el consumo de alcohol, puede agravar la situación. «Si bebemos menos agua de la que necesitamos, el cuerpo tiende a retener líquidos en un intento por mantener sus niveles de hidratación y se hincha», explica Amaro. El alcohol, en particular, puede deshidratar y causar inflamación, lo que incrementa la retención de líquidos.
Por último, la elección de ropa y calzado puede afectar significativamente la hinchazón. «La ropa muy ajustada restringe la circulación sanguínea y la función del sistema linfático. Y, cuando usamos zapatos que no favorecen una ventilación correcta y tampoco tienen una buena sujeción, se hinchan los pies y, como consecuencia de ello, las piernas, también», dice Amaro.
Para aliviar la hinchazón, es esencial mantener una hidratación adecuada. «Ante todo, mantenernos bien hidratados, bebiendo la cantidad adecuada de agua», recomienda Amaro. Sugiere consumir al menos siete u ocho vasos de agua al día, aunque la cantidad exacta puede variar según la persona.
Además, una dieta rica en alimentos que ayudan a la hidratación y la eliminación de toxinas es fundamental. «Los ricos en agua, frutas como la sandía, el melón, las fresas, la naranja y la piña; y verduras como el pepino, el calabacín o las espinacas, nos ayudan a estar hidratados y facilitan la eliminación de toxinas. Los ricos en potasio, gran aliado para equilibrar los niveles de sodio, como el plátano, el aguacate y el albaricoque, en el caso de las frutas; o las espinacas, los champiñones y el brócoli, en el de las verduras. Los ricos en magnesio, frutos secos -almendras, nueces y semillas de calabaza- y legumbres (judías negras, garbanzos y lentejas)», comenta Amaro.
Amaro también sugiere la inclusión de «alimentos antinflamatorios» en la dieta, como el aceite de oliva, los aguacates, el pescado azul, la cúrcuma y el jengibre. Estos alimentos pueden ayudar a reducir la inflamación y, por ende, la hinchazón. Por otro lado, es aconsejable evitar productos como pasteles, galletas, bebidas carbonatadas y alcohol, que pueden contribuir a la retención de líquidos.
La actividad física regular es vital para mantener una buena circulación. «Caminar, nadar, montar en bici… Todas estas actividades hacen que mejore la circulación, lo cual va a reducir la hinchazón», explica Amaro. En situaciones donde estamos obligados a estar de pie o sentados por largos periodos, realizar ejercicios simples con los pies y los tobillos puede ayudar a estimular la circulación.
Amaro también sugiere métodos simples como elevar las piernas y aplicar agua fría en las extremidades para reducir la hinchazón. «Siempre que podamos, tumbarnos para poner las piernas en alto, colocándolas por encima del nivel del corazón durante 15 o 30 minutos. Si lo hacemos varias veces al día, facilitaremos el retorno venoso. Y con las manos, lo mismo», indica la especialista. El agua fría puede ser particularmente efectiva para aliviar la hinchazón en las manos y los pies.
Además de los factores mencionados, la humedad ambiental puede desempeñar un papel significativo en la hinchazón. La alta humedad dificulta la evaporación del sudor, lo que interfiere con la regulación de la temperatura corporal y puede llevar a una mayor retención de líquidos. «La humedad, porque, al dificultar la evaporación del sudor, afecta a la regulación de la temperatura corporal y hace que retengamos líquidos», explica Amaro.
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