Desde el diario El País explican que muchos pediatras y expertos defienden su práctica durante los primeros meses de vida y entre sus muchas ventajas incluyen que «tranquiliza al bebé; fortalece los vínculos emocionales y favorece su desarrollo cerebral». Y añaden que en culturas como la japonesa, niños y padres comparten cama hasta los seis años y Asia, África y América Latina, «es habitual que padres e hijos compartan la cama hasta que el propio niño decide dormir solo».
La psicóloga infantil María Luisa Ferrerós, autora del libro «Dulces sueños sin mimos ni lloros (editorial Planeta, 2010)«, habla sin embargo de la necesidad de establecer limites en el colecho y aunque explica que no hay una edad fija y que depende de la evolución de cada individuo, señala que a partir de los 5 años es común que los niños empiecen a buscar su propio espacio.
Por otra parte la psicóloga y coach de sueño infantil Carmen Romero habla de la importancia de darles a los niños la oportunidad de adquirir un sueño independiente y tranquilo: «En el momento en el que dependen del contacto y la presencia de los progenitores, estamos perjudicando su camino hacia la madurez», explica.
Desde la web de la firma suitdelux.es apelan a la paciencia, constancia y cariño para conseguir que nuestros niños duerman solos y para ello recomiendan establecer una rutina de acostarse, ayudarle a afrontar sus miedos hablando de ellos y fomentar su autonomía animándole a hacer cosas solo. Además Romero añade que, «los padres deben transmitir que la noche es un momento de calma y enseñarles a estar solos, con cariño y determinación, “porque los menores saben lo que quieren, pero no siempre lo que les conviene«.