Joaquín Sabina

Las referencias cinematográficas en la letras de Joaquín Sabina: música de cine

El cantante cuenta con tres Goya a Mejor Canción Original

Lola Rabal

Desde sus inicios en la escena musical, Joaquín Sabina ha demostrado ser un maestro en la creación de letras que combinan ingenio, melancolía y una profunda conexión con la vida cotidiana.

Sin embargo, la genialidad lírica del autor va más allá de la música en si misma. Si prestamos atención en sus composiciones, estas no se conciben sin la inspiración en el vasto mundo del cine. A lo largo de su prolífica carrera, el cantautor ha tejido referencias cinematográficas en sus composiciones, creando un rico tapiz de imágenes que evocan desde clásicos del cine noir hasta emblemáticas películas de la cultura popular.

Cada canción de Joaquín Sabina es un viaje narrativo que nos sumerge en paisajes emocionales y nos invita a reflexionar sobre la vida y el amor. En su repertorio, encontramos guiños a películas icónicas desde Hollywood hasta el adorado mundo castizo de Almodóvar.

 

La intertextualidad entre la música y el cine en las letras de Joaquín Sabina es un reflejo de su profundo conocimiento y admiración por la cultura. Cada referencia cinematográfica añade capas de significado y profundidad a su obra, estableciendo puentes entre dos formas de arte distintas.

En orden cronológico: Joaquín Sabina y el cine

Tango del quinielista (1978): Joaquín Sabina

En su primer disco ya lo hizo con «Mientras Marlon Brando en la pantalla baila un tango en París».

Cómo decirte, cómo contarte (1986)

El músico recurre a la figura del actor como un don Juan en esta canción con «Los chavales que te besaban nunca se llamaban Alain Delon». A Delon lo menciona de nuevo, además, en la versión de Peces de ciudad que dedicó a Ana Belén.

Una de romanos (1988)

Trata en este tema el recuerdo de la adolescencia de ir al cine siendo un joven adolescente y estar más distraído con la compañía que con la trama.

Y si amanece por fin (1990)

El objetivo en esta composición es convencer a una posible amante de un encuentro rápido: «Yo no soy Mickey Rourke ni tú Kim Bassinger, ni tengo nueve semanas y media».

Medias Negras (1990): Joaquín Sabina

La ladrona consigue hacerse con todo, hasta con su corazón, pero el se cree el actor Steve McQueen. Con el paso de los años, sustituyó esta referencia por la de Brad Pitt

Con un par (1990)

En esta canción recurre al personaje masculino de Indiana Jones, con cuya nariz compara la del Lute, aquel ladrón que se hizo con un furgón.

Yo quiero ser una chica Almodóvar (1992)

No es la única vez que lo hizo, y es que el universo manchego repleto de tradiciones españolas que envuelve a Pedro, le apasiona.

Más de cien mentiras (1994): Joaquín Sabina

Su forma peculiar de mencionar a las personas que disfrutan de la vida es mencionando a los «gángsters de Coppola», a las «monjas de Fellini» o a los «curas de Berlanga».

Viridiana (1996)

Esta canción recibe directamente el mismo nombre que la película de Buñuel. El director español es muy recurrente en su discografía.

Cecilia (1998)

Lo llamativo de esta canción es que en este álbum, ‘Enemigos Íntimos’, Sabina compuso la letra y Fito la música; sin embargo en este tema escrita el maestro se pone en la piel de su compañero para declararse a Cecilia Roth, su esposa.
Para terminar en esta primera parte, cabe mencionar a Gilda: «Guantes de Rita Hayworth, calles de Nueva York», verso de la canción Tan joven y tan viejo (1996). Y es que esta fue la elección de Sabina para actuar en los Goya, a sus 73 años y tras sufrir una trágica caída en uno de sus conciertos que lo llevó a hacer un parón. El cantante y poeta cuenta con tres estatuillas por Mejor Canción Original y es que el artista entiende el cine de manera única y trascendental.

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