La gente y las cosas son como son, no como quieres que sean. Aprende a aceptarlo con la filosofía japonesa del Ukeireru

Es la manera que tienen de entender la felicidad

Ana Más

Muchas veces nos gustaría que algunas de las cosas y personas que nos rodean en nuestro día a día fueran diferentes y nos empeñamos en cambiarlas sin ningún éxito. Aceptarlo no es sencillo, pero hacerlo puede ayudarnos a bajar los niveles de estrés y ansiedad y a ello precisamente nos ayuda el método japonés Ukeireru.

El psicólogo Scott Haas explica en su libro ‘¿Por qué ser feliz? (RBA)’, que: «la felicidad no es una experiencia privada y tampoco es un objetivo. El objetivo es la aceptación» y añade que la manera japonesa de entender la felicidad prioriza la aceptación, la de uno mismo, y la de nuestro entorno. Una actitud en la que está la clave de una vida feliz.

Practicar Ukeireru pasa por aceptar las cosas como vienen e intentar que te afecten lo menos posible, explican desde cuerpomente.com y añaden que esta actitud «no es extraño que favorezca el tránsito hacia un estado de bienestar emocional y una clara sensación de paz mental».

Ukeireru: aceptar no es lo mismo que ser sumiso

Una joven feliz por compartir mensajes con los suyos.
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Pero aceptar no significa ser sumiso, «reconocer la realidad y adaptarse a ella no es lo mismo que someterse o ceder ante los acontecimientos o frente a la conducta o las reacciones de los demás», explica Haas, que señala los tres pasos para lograr un nivel de aceptación bueno, que será suficiente para ser feliz y no vivir continuamente estresado.

Y habla de tres pasos esenciales para incorporar el Ukeireru a nuestra vida cotidiana:

  • Apreciar el tiempo. Valorar cada momento del día, incluso los que pasan más desapercibidos, como comer o beber tranquilo, pasear o dormir una siesta.
  • Valorar al otro. Ser respetuoso con los demás y reconocer que la felicidad de uno importa menos que la de todos.
  • Tener paciencia, esto va unido a saber estar en silencio. El silencio significa muchas cosas. Por ejemplo, «saber escuchar a los demás y no solo querer exponer tus puntos de vista», explican desde el mismo medio.

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