Pero hay una serie de mitos que llevan acompañándonos durante mucho tiempo sobre este tipo de productos: ¿Se pueden mezclar los lácteos con otros alimentos? ¿Es mejor consumirlos en invierno que en verano? ¿Engordan más si los comemos por la noche? A continuación te sacamos de dudas y damos respuesta a todas estas preguntas.
No hay ninguna evidencia científica que respalde la idea de que la hora en la que consumamos este tipo de productos tenga repercusión en sus efectos sobre nosotros, aunque sí que es verdad que deberíamos ingerir primero los alimentos que nos aportan más saciedad, que son los ricos en fibra y proteína.
También es cierto que nuestro organismo absorbe la mayor cantidad de nutrientes en la primera mitad de la jornada, por lo que durante este tiempo absorberemos mejor los carbohidratos como el azúcar libre de los alimentos, que en el caso de los productos lácteos es la lactosa.
Pese a ello, podemos concretar que no hay un momento mejor que otro para tomar un yogurt o un vaso de leche, únicamente debemos ser conscientes del aporte energético que el alimento otorga a nuestra dieta para conseguir mantenerla en equilibrio y no exceder la ingesta de calorías. Además, son unos productos que cuentan con proteína natural, por lo que combinados con ejercicios de fuerza, nos ayudarán a mantener una buena musculatura corporal.
Es un hábito frecuente entre muchas personas, que tienen la falsa creencia de que cenando únicamente un yogurt perderán peso con más facilidad. Pero esto no es cierto, ya que nuestro peso se regula en base a las calorías que aportamos a nuestro organismo a lo largo de todo el día, teniendo en cuenta aquellas que quemamos con actividades y las que consume nuestro metabolismo basal.
Si la dieta ha sido pobre en cantidad durante toda la jornada, nuestros nivel de nutrientes y vitaminas será escaso, por lo que deberíamos descartar esta opción de cena. Por su parte, si hemos ingerido un contundente desayuno, una comida nutritiva y algún otro alimento que nos haga sentirnos saciados al final del día y con nuestras necesidades basales cubiertas, no sería una mala idea tomar un yogurt a última hora del día, ya que nuestro cuerpo no necesitaría una gran ingesta para cenar.
Aunque hay que separar esta idea de no querer cenar por estar saciados y el pensamiento de cenar un yogurt para perder grasa. Sobre esto ha hablado la nutricionista Paloma Quintana a través de sus redes sociales, quien ha asegurado: «Si lo que se persigue cenando solamente lácteos fermentados es perder grasa a la desesperada, me parece una mala cena. Si apuestas por la ‘lactocena’ exclusivamente con el objetivo de perder peso de forma rápida, esta termina siendo una cena no saludable«
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