En el vasto océano del cine español, existen películas cuya historia es tan intrigante como el mejor de los dramas de Hollywood. Estas obras, a menudo olvidadas, guardan secretos que solo unos pocos conocen, esperando el momento perfecto para resurgir y sorprender al mundo. Una de esas películas, ‘Supernova’, protagonizada por Marta Sánchez en 1993, está a punto de renacer y lo hará el próximo 11 de julio en el cine de verano del Matadero Madrid, conocido como CinePlaza. Esta cinta, que parecía destinada al olvido, será proyectada en una sesión especial acompañada de comentarios en directo del periodista Juan Sanguino.
Para entender el contexto de ‘Supernova’, debemos retroceder a una España en plena transformación. A principios de los años 90, el país estaba en medio de un renacimiento cultural y deportivo, marcado por eventos como los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Expo de Sevilla en 1992. En este ambiente efervescente, Marta Sánchez emergió como una de las figuras más brillantes del panorama musical español, especialmente después de su famosa actuación para las tropas en el Golfo Pérsico en 1990 con el hit Soldados del amor.
En 1992, ya convertida en una estrella de la música pop tras su salida del grupo Olé Olé, Marta sorprendió al país con un desnudo para la revista Interviú, una maniobra que le reportó la impresionante unos 240.000 euros hoy en día. Su imagen de sex symbol y su carisma la convirtieron en la candidata perfecta para dar el salto a la gran pantalla. Así llegó a sus manos el proyecto de ‘Supernova’, una película dirigida por Juan Miñón.
La trama es tan bizarra como fascinante. Marta Sánchez interpreta a Fénix, una estrella pop que es clonada por los personajes de Javier Gurruchaga y Chus Lampreave, quienes crean una versión maligna de ella llamada Supernova. El estreno de ‘Supernova’ fue un fracaso rotundo. La crítica fue despiadada y la audiencia no respondió bien. Según un artículo de ABC, la premiere no recibió ni un solo aplauso.
Marta Sánchez, evidentemente avergonzada por el resultado, llegó a decir en una entrevista con Vanity Fair en 2012: «Ni la he visto. Me siento tan avergonzada de esa película… Sobre el papel tenía buena pinta. Luego se estropeó porque solo querían utilizar a la sex symbol».
Durante casi tres décadas, se ha mantenido como una rareza casi inalcanzable, solo visible en pequeños fragmentos de baja calidad en YouTube o en festivales de cine de culto. Con su reaparición en CinePlaza, la pregunta es inevitable: ¿podrá esta película olvidada conectar con una nueva generación?
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