La razón más frecuente del insomnio de mantenimiento es la incidencia del estrés y la ansiedad, explican desde eldiario.es y añaden que cuando tenemos más preocupaciones: «el cuerpo produce más cortisol, la hormona del estrés que activa el sistema nervioso y dificulta la relajación» y es que precisamente durante la noche, los niveles de esta hormona, deberían bajar.
A su vez, en declaraciones a este diario, el doctor Diego García-Borreguero, neurólogo y director médico del Instituto del Sueño,explica que: «alrededor de las 3:30 horas en adelante el cerebro tiende a activarse algo. En situaciones en las que por motivos de estrés haya habido ya una mayor actividad diurna, puede provocar un sueño de menor profundidad, o bien un mayor número de despertares, o directamente un despertar precoz».
Aunque el estrés no es la única causa de este tipo de despertares. Según un estudio de la la Sleep Foundation, hay otros factores que pueden influir, entre ellos:
Respecto a qué hacer si sufrimos este tipo de insomnio, el especialista señala como una de las estrategias más importantes, no obsesionarse con la idea de que debemos dormir cueste lo que cueste. Además recomienda cuando no podamos dormirnos hacer algo diferente, levantarnos y cuándo volvamos a tener sueño, meternos en la cama.
Otra forma de luchar contra estos despertares es poner el despertador una hora antes, explica el médico. Así, «le estamos dando al cerebro algo menos de tiempo para permanecer dormido. Esto va a llevar en los días siguientes a un mecanismo compensatorio. El déficit de sueño que se produce va a ser compensado con un sueño más profundo y más continuado«, matiza y en caso de tomar melatonina, recomienda que esta sea de liberación prolongada antes de dormir, o melatonina sublingual, de absorción rápida, cuando nos despertemos en mitad de la noche.
Además desaconseja totalmente encender luces y pantallas, como la del móvil o la televisión, ya que: « la luz de la pantalla va a impactar sobre los fotorreceptores que tenemos en la retina, que tienen una autopista directa que hace creer al cerebro que es de día, cuando llevamos nada más que cinco horas de sueño», explica.
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